Frente a las mentiras de los responsables políticos, tratando de justificar sus recortes con la excusa de ser inevitables para mantener el sistema, los ciudadanos han salido a la calle para decir ¡basta ya¡ y rechazar esos argumentos que obviamente significan un nuevo recorte de derechos al conjunto de la ciudadanía, en el contexto de una crisis muy aguda que ya están pagando quienes no la crearon. Sólo unos meses después de acceder al Gobierno, CiU trata de asestar un golpe brutal al Estado de Bienestar.
En toda España van a celebrarse próximamente elecciones autonómicas y municipales; la sociedad debe movilizarse y participar para mostrar a las diferentes opciones políticas que su posición va a ser activa exigiendo respeto a sus derechos y libertades.
Analizando lo realizado en la legislatura que va a concluir, pueden observarse las diferencias que en relación al Estado de Bienestar y sus servicios públicos esenciales, han tenido las políticas de los Gobiernos de uno y otro signo; los hechos constatados deben hacer muy difícil que los ciudadanos vuelvan a ser engañados.
Los procesos de privatización en los servicios públicos, la descapitalización de la escuela pública a favor de la educación privada y concertada, la escasa aplicación de la ley de dependencia y la disminución -cuando no eliminación- de servicios sociales, han sido las señas de identidad allí donde el Partido Popular ha gobernado. La sociedad civil debe movilizarse y evitar se sigan produciendo esas políticas. Frente a la propaganda engañosa indignación y movilización.
La izquierda fue siempre defensora del Estado de Bienestar, que creó y desarrolló, avanzando hacia una sociedad más justa e igualitaria. Hoy, en el contexto de esta crisis, parece que su firmeza en la defensa de esos valores está un tanto resquebrajada por la brutal presión de los mercados. Una mayoría de ciudadanos defendemos esos valores y exigimos a los partidos políticos progresistas garanticen los logros conseguidos y no efectúen restricciones de derechos.
La indignación de la sociedad está a flor de piel, ante la brutal agresión que están sufriendo sus derechos y libertades; y su movilización garantiza la resistencia frente a los mercados, que tratan de llevarnos a una involución social inaceptable. Siendo fiel a su historia, la izquierda debería liderar este proceso.