La brecha de ingresos ha aumentado incluso en los países tradicionalmente más equitativos, como Alemania, Dinamarca y Suecia, del ‘5 a 1′ en la década de 1980 hasta el ‘6 a 1′ de hoy. La diferencia es de ’10 a 1′ en Italia, Japón, Corea y el Reino Unido, y aún mayor, de ’14 a 1’ en Israel, Turquía y EEUU. En Chile y México, los ingresos de los más ricos siguen siendo más de 25 veces superiores a los de los más pobres, los más altos de toda la OCDE.
La desigualdad de ingresos es mucho mayor en algunas grandes economías emergentes fuera de la zona de la OCDE. De ‘50 a 1’ es la diferencia de ingresos en Brasil, que sigue siendo muy superior a la de muchos otros países, aunque ha ido disminuyendo de manera significativa durante la última década.
La desigualdad de los ingresos en los hogares se sitúa en España alrededor del promedio de la OCDE: por debajo de EEUU, Italia, Portugal y Reino Unido, pero por encima de Alemania y Francia. La desigualdad ha disminuido desde mediados de los años 80, contrariamente a lo ocurrido en la mayoría de los países de la OCDE. El ingreso medio del 10% de la población española con mayores ingresos era en 2008 alrededor de 38.000 euros, es decir 11 veces mayor que el del 10% de la población española con menores ingresos, que tenía un ingreso medio de 3.500 euros.
La diferencia de salarios entre el 10% más alto y el 10% más bajo ha disminuido en España un 20% entre el 1994 y el 2008. En el mismo período, ésta se ha incrementado prácticamente en todo el resto de los países de la OCDE.
A este cambio ha contribuido especialmente una tasa superior de empleo femenino. El incremento del número de mujeres trabajadores en España ha generado un total de ganancias más alto en los hogares. En las dos décadas anteriores a la recesión global, la tasa de empleo femenino aumentó un 30%, provocando uno de los aumentos más importantes de la OCDE.
Otro de los motivos es el aumento de las horas trabajadas para los trabajadores con menor remuneración con respecto a los mejor remunerados. Desde mediados de los años noventa, el 20% inferior de los asalariados aumentó el número anual de horas trabajadas (de 1040 a 1180) mientras que el 20% superior de los asalariados disminuyó ligeramente las horas de trabajo (de 2180 a 2170). En la mayor parte de los países de la OCDE sucedió lo contrario: los asalariados con menos ingresos trabajaron menos horas y aquellos con más ingresos trabajaron más.
Una mayor redistribución debida a los servicios inciden sobre este cambio. Los servicios públicos en España contribuyen a disminuir las desigualdades en el ingreso en cerca de un 20%, como en la mayor parte de los países de la OCDE. Este efecto redistributivo, que se ha mantenido en un nivel constante en la mayor parte de los países de la OCDE durante la década de los 2000, ha aumentado en España. En España, las transferencias de la Seguridad Social disminuyen la desigualdad en menor medida que en la media de los países de la OCDE y, además, este impacto ha ido disminuyendo en los últimos años.
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