Se olvidan -¡qué casualidad!- de las medidas que en justicia deben tomarse con los que han causado el desastre y exigen sancionar aún más severamente a los más necesitados de los países en desarrollo. Saben que es la decisión más fácil de todas: ellos no van a protestar. Y si lo hacen no les vamos a oír. Es más lamentable pensar que otra de las banderas que para satisfacción de muchos levantó el gobierno del PSOE se arría antes de llegar a desplegarse y que debemos decir adiós definitivamente a esa ilusión óptica que fue alcanzar el anhelado 0,7% del PNB de ayuda de nuestro país al desarrollo en 2012.

Pero de este singular conjunto de expresiones verbales y escritas ha destacado la voz más estentórea de todas, la del líder de la patronal, el Sr. Díaz Ferrán que se ha atrevido a llegar más lejos. Con gran desparpajo ha declarado que recomendaba al gobierno que los recortes en ayuda al desarrollo fueran aún mayores, quizás suprimirlos del todo, porque, según su opinión, “con las remesas que envían los inmigrantes a sus países ya tienen suficiente”.

Por encima del profundo desconocimiento de la realidad del mundo, de las obligaciones y responsabilidades que cada sociedad tiene con la población más deprimida de aquí o de allá, por encima de la insolidaridad, la insensibilidad con los humildes y la profunda injusticia que denota expresiones como esas, hay un matiz nuevo y preocupante en esta visión del mundo: no sólo la ayuda al desarrollo es, según parece creer este señor, un lujo y un despilfarro, sino que también, en la medida en que aumenta la inmigración en el mundo a causa de las injustas relaciones económicas internacionales, el papel de los estados en cooperación debe reducirse a consentir que los trabajadores extranjeros cobren sus salarios y los puedan enviar a sus países de origen. Se acabó el problema. Y no sólo eso, sino que formulado de esa manera parece que el dinero del que proceden las remesas que envían los extranjeros a sus países tras obtenerlas honradamente con su esfuerzo, su sacrificio y su trabajo, lo regalara el Sr. Díaz Ferrán o el colectivo al que tan polémicamente representa: los empresarios.

Alguien debiera explicarle a este señor qué es el desarrollo, qué obligaciones tienen los países ricos con los menos desarrollados, que los colectivos empresariales también son agentes de la cooperación española, que la escasa ayuda que se concede es algo muy diferente a la caridad y que los salarios de los trabajadores inmigrantes no pueden sustituir a las obligaciones de los países ricos con el desarrollo del resto del mundo.

Si no fuera porque es una muestra más de la impresionante insensibilidad de las élites de nuestro país ante los problemas del mundo diríamos que se trata de un caso más que flagrante de analfabetismo político.