Confieso que fui a verla por la insistencia de mi hijo adolescente, y sinceramente, no sólo me alegré de haberlo hecho sino que os recomiendo que también lo hagáis.

Por fin una película, sobre una joven de 16 años embarazada y enfrentada al dilema de qué hacer con su estado, totalmente alejada de la tragedia y el dramatismo que acompaña este tipo de situaciones. Se nos plantea una historia entrañable y positiva, con un planteamiento serio y actual.

Su realizador, Jason Reitman y su guionista, Diablo Cody logran contarnos con naturalidad, humor y frescura los avatares de una adolescente, Juno. Que como dice Ellen Page, quien interpreta magníficamente este papel, “habla a las claras y no pide disculpas”. Con un lenguaje procaz nos habla del amor y del compromiso, y también del respeto, la libertad, y la responsabilidad ante los propios actos. El film es realista y nada moralizante respecto a que ciertas situaciones no tienen una solución maravillosa ni pueden arreglarse con decisiones tomadas a la ligera.

La sorpresa, y la grandeza, es que Juno ha sabido ganarse tanto a los que defienden el derecho a la vida como los que abogan por el derecho de la mujer a decidir sobre su cuerpo. Esta ausencia de polémica o de unanimidad es fruto de la combinación mágica de amor, respeto y compromiso aderezados con unas grandes dosis de profesionalidad cinematográfica.