Asimismo, se podría pensar que los indudables cambios sociológicos experimentados por la sociedad madrileña en estos años, hubiesen supuesto un importante giro a la derecha de la misma, poniendo en solfa el manido tópico de que Madrid es una sociedad políticamente ubicada en el centro-izquierda. Esta hipótesis estaría avalada por los sucesivos resultados electorales con mayorías del PP, en el contexto de altos porcentajes de participación.

Cabría pensar también que la sociedad madrileña está validando mayoritariamente las políticas neoliberales que realiza el Partido Popular, que están llevando a la desastrosa situación que hoy tiene el sistema educativo público, al desmantelamiento progresivo de la Sanidad Pública, al retroceso que Madrid sufre en las políticas sociales ralentizando, cuando no paralizando la aplicación de la Ley de Dependencia castigando así sin prestaciones a los más necesitados. Parecería también, que la sociedad madrileña no rechaza los graves casos de presunta corrupción que afectan cada día a mayor número de altos cargos del PP; podría deducirse también que a los madrileños no les inquieta la vulneración de derechos fundamentales que los denunciados casos de espionaje suponen, más aún si al parecer se realizan desde instituciones públicas, con fondos públicos y por funcionarios dependientes del Gobierno Regional.

Es posible que los condicionales antes expuestos, tengan algo de cierto; esta posibilidad de producirse en lo referente a las presuntas tramas de corrupción y de espionaje, sería motivo de gran inquietud por lo que supondrían de debilitación del sistema democrático.

Sin embargo estoy convencido, existen otros factores que son mucho más determinantes para explicar la permanencia de resultados electorales tan favorables para el P.P; trataré de explicarme:

Los socialistas madrileños, perdieron el gobierno regional en 1995 tras doce años de gobierno, en pleno proceso de acoso y derribo al Partido Socialista (Filesa, Roldán, Gal). Parecía lógico entender una derrota electoral en ese contexto. En 2003 con un Partido Popular desprestigiado y gobernando de espaldas al sentir mayoritario de la sociedad (Prestige, apoyo a la guerra de Irak) la izquierda madrileña consiguió quebrar la mayoría absoluta del P.P y se abrió la posibilidad de formar un gobierno de progreso con un presidente socialista. El Tamayazo, auténtico golpe de estado civil, lo impidió y todavía hoy es un episodio muy oscuro y no explicado a la ciudadanía. En mi opinión este hecho, sigue marcando en alguna medida la sociología política madrileña ya que desde entonces el socialismo madrileño ha dado una imagen de falta de frescura y de resignación que no se corresponde con la noble historia de lucha de una organización tan importante para la sociedad madrileña

En los últimos tiempos se está generando un creciente malestar en numerosos sectores de la sociedad madrileña a consecuencia de las políticas del gobierno regional, revestidas todas ellas de un tinte autoritario y prepotente, despreciando reiteradamente a la oposición política, ignorando la legitimidad constitucional de las organizaciones sindicales, haciendo caso omiso de las justas reivindicaciones de la sociedad civil que se ha visto obligada a manifestarse en numerosas ocasiones lo que a mi juicio parece indicar un comienzo de pérdida de confianza ciudadana en la gestión política del Gobierno Aguirre. No obstante ello, algunas encuestas sostienen una persistencia de intención de voto mayoritaria para el Partido Popular. Es justamente en este punto donde a mi juicio se hace necesario efectuar algunas reflexiones:

En las movilizaciones que se están produciendo se echa en falta la presencia y liderazgo de la izquierda política madrileña fundamentalmente del PSM; ante este hecho, cabe preguntarse:

¿Puede hoy percibir la sociedad madrileña al PSM como alternativa real de gobierno en la Comunidad de Madrid?

¿Por qué el Partido socialista de Madrid no se pone al frente y lidera, la lucha que los ciudadanos y trabajadores de los servicios públicos están manteniendo para preservar la calidad y el carácter público de los mismos?

¿Se está facilitando en el seno de la organización socialista un debate serio, profundo, riguroso, participativo y sin exclusiones, encaminado a determinar y sintetizar una acción política que concite una mayoría social en torno a ella?

¿Se quiere profundizar la democracia en el partido, garantizando desde la absoluta lealtad a los principios, unos procesos de elección por primarias de sus futuros representantes en las Instituciones?

¿Se va a favorecer una apertura real de la organización a la ciudadanía, alentando la participación de ésta en los debates y posteriores propuestas, que podrían permitir tener el apoyo mayoritario y hacer realidad en Madrid una sociedad más justa e igualitaria?

Creo sinceramente que del acierto o no, en las respuestas que el P.S.M aporte a las preguntas anteriores, va a ser determinante a la hora de hacer posible la alternancia política en Madrid.

La Comunidad de Madrid, hoy, no representa a mi entender un modelo social digno de admiración. Tras muchos años de bonanza económica persisten importantes desigualdades sociales, los servicios públicos esenciales están sufriendo un grave deterioro, la credibilidad de la clase política está por los suelos, el Parlamento Regional tiene escaso protagonismo ante los ciudadanos y cada vez más los madrileños tenemos que soportar la actitud prepotente del Gobierno Regional. Muchos madrileños deseamos el cambio, es cierto que tomando en consideración los últimos procesos electorales no somos mayoría, pero reitero sí muchos. Para conseguir esa deseada mayoría es imprescindible que el Partido Socialista de Madrid vuelva a ser una referencia de credibilidad y liderazgo para la sociedad madrileña.