Y no piden nada a cambio, salvo ver que sus representantes políticos trabajan, pelean democráticamente y dan la cara.

Pero no deja de sorprenderme que la militancia del PP sea tan abnegada, disciplinada, combativa y guerrera. Por pedir no piden ni responsabilidad política ni explicaciones públicas. Todo lo aceptan.

La dirección del PP actúa como una máquina, sin tripas ni corazón. Todos a una. Aunque se odien entre ellos, aunque se critiquen en cuanto dan la espalda, aunque se espíen como ocurre con la Sra. Aguirre, aunque filtren información comprometida, o aunque sean ellos mismos los que destapan el caso Gürtel con documentación y grabaciones. Y han demostrado no sentir ni decencia ni vergüenza. Cuando me cruzo con alguno de los imputados en los pasillos de las Cortes, sabiendo lo que hemos leído, sabiendo que han mentido, adjudicado directamente contratos a una empresa corrupta, recibiendo regalos o dinero no justificado, siempre pienso: ¿qué sentirá? Cualquier persona estaría escondida debajo de la cama, muriéndose de la vergüenza, pero para ello hay que ser simplemente DECENTE.

¿Qué hace el PP? En primer lugar, niega lo evidente. Dicen que el sol no sale cada día y repiten una mentira mil veces para convertirla en realidad. Pero una mentira siempre será una mentira. Y las que dice el PP ni siquiera son piadosas, son venenosas para el sistema democrático y para la confianza de los españoles en la política. La verdad no es el punto medio entre lo que dicen dos. A eso juega el PP. Entre usted y yo, una media verdad o una mentira a medias.

En segundo lugar, sacan pecho. En lugar de avergonzarse o pedir perdón, hay que atacar, morder y manipular la información. “Si nos hacemos los ofendidos, alguien creerá en nuestra inocencia”, debe pensar Rajoy. Juegan de farol. Y esperan a que pase el chaparrón. Nadie dimite ni asume responsabilidades políticas, porque eso es signo de debilidad y de reconocimiento de culpa. Ni Trillo ni Camps.

En tercer lugar, ponen el ventilador en marcha. Cuando un deshonrado culpa a un honrado, parece que los dos son iguales. Hablar del avión del Presidente es la estrategia del “y tú más”. Aunque sea mentira. Pero todos en el fango ganan siempre los que tienen pecados y delitos que tapar.

Cuando el PP gobierna, destroza a la oposición porque cualquier crítica razonada que realiza es atentar contra la lealtad institucional. Criticar al PP en Valencia no es criticar a Camps es, ni más ni menos, que insultar a los valencianos. En cambio, cuando el PSOE gobierna, todo vale en el campo de batalla: la mentira, la manipulación, la demagogia o el uso institucional para hacer frentismo y guerra contra el gobierno central, como todos los días lo veo desde las consejerías valencianas. La oposición que hace siempre el PP es de crispación. Todo está mal. Los socialistas somos malos. No queremos a la gente. Se juega permanentemente a movilizar al electorado de derechas más visceral, aunque eso lleve casi al odio más irracional.

Pero mi asombro está en esa resistencia militante que mantiene el PP. Algunos creen en la inocencia de los imputados, aunque lean la información que aparece; otros piensan seriamente que esto es una “caza” contra el PP: hay que matar al mensajero, fuera los jueces rojos, los medios de comunicación, y los socialistas; otros no sé ni lo que piensan. Ahora dicen: “total por unos trajes”.

No son unos trajes. Ahí está Don Carlos Fabra. ¿Cuántas imputaciones más ha de recibir por falsificación de documentos, atentado contra la salud pública, no declarar a Hacienda, y un largo etcétera, para que la militancia del PP piense que algo huele a podrido?

Mientras Rajoy va a Valencia a respaldar a Camps “por detrás, por delante y por el lado”, sentándose con más imputados que diputados, y escuchando a Ricardo Costa (nº 2 de Valencia e imputado también) decir en voz alta, con descaro y sin vergüenza, que “Toda España envidia a Castellón por Carlos Fabra”. Rajoy necesita la conspiración de los imputados y procesados para salvarse él mismo y seguir al frente del partido mientras que los otros necesitan ser absueltos con los votos a lo que deben hacer frente judicialmente.

¿Por qué razón el PP no puede quitar a Fabra? ¿No hay nadie en el PP que sienta un mínimo de vergüenza?