Es este el que se personifica de manera más salvaje en los denominados “mercados”, que al servicio del poder económico residenciado en los grandes oligarcas y en las minorías privilegiadas busca de manera insaciable configurar un nuevo contrato social en donde no existan espacios para los derechos y las libertades conquistadas por la ciudadanía a lo largo del siglo XX. De esta forma, es el beneficio económico máximo y la configuración de un nuevo reparto de poder lo que tiene cabida desde el punto de vista del pensamiento neoconservador en un siglo XXI que asiste hoy al nacimiento de una nueva sociedad caracterizada por varios factores: la derrota del poder político frente al poder económico; la ruptura del pacto del Estado de Bienestar y el nacimiento de una nueva lucha de clases fruto de una conflictividad social en aumento, debido a la pérdida de derechos fundamentales por parte de la ciudadanía –Educación, Sanidad, Derechos Laborales, etc-; el resurgimiento de una sociedad civil activa y beligerante frente al poder; la transferencia de los servicios públicos al ámbito de lo privado a fin de obtener beneficios económicos ingentes de los mismos; la huida del capital del denominado primer mundo, y en concreto Europa, en busca de nuevas fuentes de riqueza personificadas en las nuevas economías emergentes; el aumento de las migraciones fruto de las crisis inducidas desde el poder económico; y la lucha por los recursos naturales en un marco de cambio climático global, entre otros.
En definitiva, vivimos un tiempo de cambios en donde desde los Mercados y el poder económico se busca configurar una nueva sociedad del siglo XXI en la cual lo público deje paso a lo privado y los derechos y libertades sean disfrutadas por quienes tengan la capacidad económica de poseerlos. Y en este punto, donde sorprende como ante tamaña operación de descuartizamiento de las Democracias Occidentales de la mano de verdaderos Golpes de Estado urdidos desde el poder económico, como son los casos acaecidos en los últimos meses en Italia, Grecia y en cierto grado España, la ciudadanía no reaccione de manera beligerante o cuanto menos revolucionaria tomando calles o plazas para defender algo tan fundamental como la propia Democracia, hoy en peligro.
Es aquí donde, a mi juicio, el poder del Miedo se presenta como el aliado perfecto del poder económico, es el Miedo el que hoy paraliza aún a la ciudadanía para salir a la calle y decir ‘NO’ de manera más contundente a un Gobierno como el del Presidente Rajoy que en apenas seis meses ha llevado a cabo el recorte de derechos y libertades más grande que España ha vivido desde la Dictadura, y es que el poder del miedo ha actuado aún hoy como un perfecto anestésico para que aquellos que aún no han sufrido de manera directa la trasmutación del estado democrático permanezcan inmóviles e impasibles. Sin embargo, una sociedad en donde la mayoría de sus miembros pierden sus derechos y libertades y sobre todo la esperanza de recuperarlos se vuelve inmune al miedo, es este el paso a una revolución en donde los que no tienen nada que perder buscan siempre recuperar lo perdido.