Hace mucho tiempo que no percibimos realmente lo que significa la Política. Por eso, no encontramos líderes de altura social e intelectual, líderes políticos de primera magnitud que antepongan los intereses generales a la estrategia de partido, que hablen con claridad explicando las decisiones que toman -sean fáciles o difíciles-, que realicen discursos que nos dejen con la boca abierta tanto por una oratoria impecable como por un fondo lleno de contenido. Líderes que sepan abordar en primera persona los problemas del país.

Unos son más responsables que otros. Pero quien está al frente del Gobierno tiene más responsabilidad moral y política de ejercer el liderazgo. Y si uno no sabe, no quiere, no puede, o tiene miedo de ser un líder: ¡que deje paso!

Esta es la situación actual de nuestro Presidente de Gobierno. Rajoy “juega a hacer política”: NO HACE POLÍTICA.

No aprueba el presupuesto porque vienen elecciones autonómicas con un cálculo claramente interesado y cortoplacista, sacrificando el interés general; no comparece en un hecho histórico como el ocurrido con el rescate a España porque cree que esconderse es una estrategia más beneficiosa; enfada a Europa jugando al perro y al gato porque cree que puede mantener un doble lenguaje, dentro y fuera del país, a través de una nefasta política de comunicación; y actúa de la misma manera que si estuviera haciendo la oposición política: sin comparecer para no desgastarse, de manera estratégica esperando que la ciudadanía tenga débil la memoria, mintiendo con decir una cosa y hacer la contraria, echando culpas al pasado y a los otros, atrincherándose entre los suyos aun cuando los españoles están que arden, y diciendo simplemente obviedades y obviedades porque los discursos de calado, profundos y con compromiso son posicionales.

La Política se ha convertido en un juego de mediocres que en lugar de hablar de decisiones de Estado, intentan jugar al parchís y contar 20 si comes una ficha. Pero lo que está pasando en España no es un juego, es demasiado serio y grave como para tener a un Presidente más preocupado por la apariencia que por la Política, por el mensaje en ‘sms’, que por el contenido de un discurso.

Resulta irritante que hayamos perdido toda confianza en la utilidad de la política porque sus hacedores sean unos malos “profesionales”. Sí, porque ser político requiere también de una Ética Profesional: sinceridad, compromiso, valores, atrevimiento, valentía, diálogo, consenso. Y, en cambio, la imagen que tenemos de un “un político profesional” es: marrullero, mentiroso, liante, poco preparado, inútil, …

España está en pleno naufragio, pero no tenemos capitán en el barco. Sólo un grupo de excursionistas que simplemente querían ejercer el poder por el poder, pero que hace mucho tiempo que olvidaron qué es eso de “Hacer Política”, …. si es que alguna vez Rajoy creyó en ello.