La Asociación de Víctimas del terrorismo (AVT) se autodefine como una “organización apolítica de carácter benéfico asistencial”, y, debido a ello, recibe importantes apoyos públicos. Pero las acciones de la asociación tras el atentado de Barajas se alejan mucho de lo que podríamos entender como apolíticas y se asemejan peligrosamente a las de un partido de extrema, extremísima derecha.

España es uno de los pocos países del mundo en el que tras un atentado terrorista brutal hay partidos y asociaciones que en vez de respaldar al Gobierno, se dedican a criticarlo y a culpabilizarlo de lo ocurrido. La plana mayor del PP volvió a situarse en los actos de la AVT, en paralelo a las convocatorias de la Federación Española de Municipios. Así, en Madrid, pudimos ver a Alberto Ruiz-Gallardón primero en la silenciosa concentración de la Federación para después sumarse a la algo más que ruidosa manifestación de la AVT. Algunas de las consignas que allí se escucharon fueron las de “Zapatero dimisión” o “Zapatero traidor”, al mismo tiempo que a Mariano Rajoy se le vitoreaba con gritos de “Rajoy presidente”. El discurso de Alcaraz fue más partidario que nunca. Arremetió contra Zapatero por “permitir que Patxi López se reúna con una banda terrorista” e incluso no dudó en amenazar con una “rebelión cívica en aumento”, a la vez que volvió a exigir “saber la verdad” sobre el 11-M.

Y la rebeldía “cívica” que proclama Alcaraz se tradujo en los lamentables comportamientos de algunos manifestantes que intentaron agredir a periodistas de TVE y de Radio Nacional. Se llegó incluso a tirar objetos frente algunas sedes de PSOE. ¿Quién puede seguir sosteniendo que estamos ante una verdadera asociación de víctimas “despolitizada” y no ante una auténtica organización de extrema derecha?

Si la AVT quiere hacer política, que la haga. Pero que se presente como un verdadero partido político, y compruebe qué respaldo tiene en las urnas. Y que se financie como tal y deje de abusar de los privilegios de los que goza por tratarse de una asociación de víctimas inocentes. Si los dirigentes del PP no saben cortar lazos con organizaciones radicalizadas como la AVT, se acabarán viendo arrastrados por planteamientos políticos extremos que sólo tienden a alentar climas de odio y de confrontación civil, curiosamente no contra los terroristas, sino contra los socialistas. ¿Cómo no pueden verlo claro?