Lo peor es que no es la primera vez que algo así ocurre. Algo similar pasó con el anuncio sobre la ampliación de la edad jubilación. Decir una cosa por la mañana, desdecirla al mediodía y puntualizarla por la noche es una estrategia comunicativa que no funciona. Tampoco ayudan las contradicciones abiertas entre los ministros…
La descoordinación en los mensajes posteriores a un anuncio tan importante es poco adecuada porque genera en la opinión pública una sensación de desconfianza, como si las decisiones se tomaran de manera improvisada. Para evitarlo, debería hacerse especial hincapié en explicar bien lo anunciado, detenerse a despejar posibles dudas y, por supuesto, jamás mandar una misiva “interna” (si es interna, ¿por qué salta a los medios?) pidiendo a los diputados y cuadros del PSOE que no se hagan comentarios al respecto. La opacidad informativa siempre ha sido una herramienta de la derecha. Ni los globos sonda, ni la escasez de mensajes figuran en ningún manual de comunicación de crisis. ¿Por qué recurre a ellos nuestro Gobierno?