“La gaviota es una novela que juega con la pasión, la muerte y lo onírico. Con una prosa exquisita, reflexiva y profunda, Sándor Márai construye unos personajes que litigan con sus emociones, sin apenas comprenderlas. Son figuras trágicas, que no creen en el destino ni en la voluntad. Todo es fruto del azar y la fatalidad”
Rafael Narbona, EL CULTURAL.es
“El escritor húngaro Sándor Márai nos trajo a mediados del siglo XX una novela aún vigente. Se trata de La gaviota, un relato sobre un amor prohibido que pondrá en peligro la intachable carrera de un alto funcionario ministerial”
Fabricio Castro, BLOGLIBROS
“De estructuras similares -extensas conversaciones y largos monólogos-, densas y cuajadas de pensamientos brillantes; teatrales, psicológicas, de escasa acción y peripecia, y hasta de tono melodramático y sentimental, las novelas de Márai son, con todo ello, absorbentes y difíciles de soltar una vez que nos sumergimos en sus páginas y nos dejamos atrapar por sus meandros”
Luis Fernando Moreno Claros, EL PAIS.com
Sándor Márai nació en 1900 en la pequeña localidad húngara de Kassa, hoy perteneciente a Eslovaquia. Tras unos años de exilio voluntario en Europa durante la década de los veinte, con la llegada del comunismo, en 1948, abandona su país definitivamente, instalándose en Estados Unidos.
Pese a ser uno de los escritores europeos más importantes, la prohibición de sus obras en su país natal hizo que cayera en el olvido, hasta que con el ocaso del comunismo, fue redescubierto, tanto en Hungría como en el mundo entero.
“La gaviota”, el último título de Márai publicado hasta ahora en español, no es desde luego de sus mejores novelas, aunque sin embargo presenta muchos de los rasgos característicos de la forma de narrar del autor de “El último encuentro”, “La mujer justa”, “Confesiones de un burgués” o “Música en Florencia”. Una mañana de invierno, un distinguido funcionario húngaro, vive en su despacho del ministerio dos momentos singulares. Primero, la elaboración de un documento estrictamente confidencial que en cuestión de horas afectará a millones de personas. Después la visita de una joven extranjera desconocida, que le solicita ayuda para poder residir y trabajar en su país. Lo singular del asunto es que el rostro de esta mujer es idéntico al de otra a la que amó años atrás.
El protagonista, a los cuarenta y cinco años, siente que ya no es joven, está en esa frontera vital en la que la juventud ya es historia y la vejez se anuncia en el horizonte. Teme a la guerra porque con ella su mundo desaparecerá y percibe que la misteriosa visitante llega tarde para ser una nueva oportunidad de emoción y aventura. Contra el decoro y la prudencia profesional, la invita a ir con él a la ópera, en la que no casualmente asisten a una representación de “Un baile de máscaras” de Giuseppe Verdi. Comienza así un diálogo íntimo y profundo, un juego de seducción lleno de nostalgia en el que los dos, poco a poco, se van despojando de las máscaras que cada uno porta. Esta trama es la que le sirve a Márai para reflexionar con delicadeza extraordinaria sobre el paso del tiempo y la llegada de la vejez, sobre las cicatrices que deja el amor en el interior de los seres humanos, y sobrevolando estos dos asuntos, el principal, el derrumbe de un mundo que la guerra borró para siempre de la faz de la tierra.
Escrita en 1943, en un momento de tensión e incertidumbre para una Hungría alineada con la Alemania nazi, muestra la incomparable prosa de su autor. Una obra magistralmente elaborada y una de las de más proyección espiritual en el conjunto de su producción. Ahora bien, se correría un gran riesgo si se aconsejara esta obra a quienes se inician en la literatura de Márai, o a quienes han disfrutado solo de algunas de sus mejores novelas. Este es un libro para aquellos que han leído todas sus obras, y reconocen en muchas de estas páginas un laboratorio de ideas y maneras del maestro. Dicho en otros términos, un libro para incondicionales de Márai.