Llama la atención la fijación del gobernador del Banco de España sobre el mercado laboral, que cada vez que tiene ocasión repite lo de siempre, esto es, la necesidad de hacer una reforma del mercado laboral, como si no se hubieran hecho ya muchas reformas desde la llegada de la democracia, sin que los sucesivos cambios en la legislación laboral hayan sido capaces de arreglar el excesivo desempleo que se genera en España cuando hay recesión, o simplemente desaceleración o frenazo en la actividad económica. Al gobernador del Banco de España tal vez convendría recordarle aquello de zapatero a tus zapatos, pues la crisis tiene un origen en las finanzas y en la banca y de ahí se ha trasladado a la economía real. Por tanto, lo que tendría que arreglar en función de su cargo es el sistema financiero y no el mercado laboral.

Es cierto que se puede alegar que la crisis tiene su origen en Estados Unidos, y no en el sistema financiero español, que además no ha estado sujeto a las importantes caídas que han estado a punto de producirse, y que se hubieran dado de no haber sido por las intervenciones públicas de grandes bancos que han tenido lugar en otros países europeos. No obstante, lo que sí es real es que los bancos y cajas españoles han dejado de conceder créditos, ahogando a empresas, sobre todo pequeñas y medias, y a familias. No estará tan sano el sistema cuando ha dejado de circular el crédito y ello está creando serios problemas a la economía en su conjunto. Apenas hemos oído al gobernador aportar propuestas a este grave problema.

Por otra parte, no se puede olvidar que ha sido necesario intervenir una caja de ahorros, y parece ser que otras se encuentran en dificultades. Lo único que se le ocurre al gobernador, ante este grave problema, es preconizar la fusión, como si por el hecho de ser más grandes las entidades se resolvieran los problemas. En todo caso, no ha tenido capacidad instrumental para resolver las situaciones difíciles por las que pasan entidades claves en nuestro sistema financiero, ni de capitanear las anunciadas fusiones. Se están aplazando los problemas cuando la morosidad aumenta y esto puede adquirir tintes de cierta gravedad en un futuro inmediato, mientras el Banco de España no actúa cuando lo tiene que hacer. También es importante subrayar que si bien el sistema financiero español ha tenido una mejor resistencia que otros, como consecuencia de una mejor regulación del Banco de España que la que han llevado a cabo otros Bancos Centrales, esto no se debe al actual gobernador, sino a otros gobernadores que le precedieron.

De todos modos, todo no es tan reluciente como pudiera parecer, pues los problemas de liquidez que se padecen, que también han afectado a la solvencia, son debidos a varios motivos, entre los que se encuentran el que las entidades bancarias españolas se han llenado también de derivados tóxicos adquiridos en el mercado internacional, han sido objeto del fraude de Madoff, y han proporcionado demasiados créditos al sector de la construcción engordando la burbuja especulativa inmobiliaria. Todo ello ha tenido lugar sin que el Banco de España advirtiera de esos peligros y tomara cartas en el asunto. Así que recomiendo al gobernador que arregle antes los asuntos de su incumbencia y no insista tanto en la reforma del mercado laboral, pues ahí no se encuentra ni el origen de la crisis, ni la posible salida, ni las causas del excesivo desempleo.

Ahora bien, si resulta preocupante la posición del gobernador del Banco de España, que se mete en corral ajeno sin arreglar el suyo, no es menor la que mantienen determinados economistas, que calificándose asimismo de excelentes, o con fuerte predicamento en los medios de comunicación, insisten de manera machacona en la necesidad de proceder a la reforma del mercado laboral. Me preocupa cuando leo estas proposiciones la simplificación que hacen de los problemas existentes. Se argumenta sustentándose en modelos del mercado laboral que no se ajustan a la realidad existente y basándose en grandes cifras agregadas sin entrar a desmenuzar las características diferenciadoras en su comportamiento de los diferentes sectores económicos.

Menos mal que siempre hay otras voces que clarifican muy bien la situación del mercado laboral español y su inserción en un contexto más amplio. Me estoy refiriendo a Albert Recio, quien en un sintético artículo que el autor titula “Una nota sobre crisis y mercado laboral español”, se ha publicado en el número 8 de la Revista de Economía Crítica (REC), que sólo se encuentra en formato electrónico. El artículo es muy lúcido y rebate con gran profundidad de análisis las simplificaciones que habitualmente se hacen y que como pone de manifiesto no se adecuan a lo que realmente está sucediendo, ni a lo que pasó en la recesión de 1990-1994. Les recomiendo que lo lean y tendrán una visión muy diferente de la habitual y con un mayor grado de realismo. Tiene que servir, además, como un instrumento teórico muy importante para los sindicatos en estos momentos en que se está produciendo una ofensiva tan considerable por parte de las fuerzas empresariales, organismos nacionales e internacionales y determinados economistas.

Este artículo y otros de la REC no sólo son muy interesantes sino que nos adentran en otra forma de entender y analizar la economía, mucho más enriquecedora de lo que hacen tantos economistas académicos, que caen en la pereza intelectual de extraer conclusiones a partir de modelos inexistentes en el mundo real y ahistóricos, con cifras muy simples y excesivamente agregadas.

Por último, quiero dejar claro que no me opongo a que haya reformas en el mercado laboral, que vayan en beneficio de la obtención de un trabajo más estable, sobre todo para los jóvenes y las mujeres, o que haya una mejor formación profesional que redunde en mejoras de la productividad, que se permita una mayor flexibilidad en la ocupación del puesto de trabajo dentro de las empresas, o que se estudien mecanismos, como en Alemania, para evitar tanto paro. Pero todo esto tiene que venir acompañado de un cambio de modelo productivo y fiscal, que favorezca una economía más equitativa y sostenible. Las reformas del mercado laboral cuando las propugna quien las está proponiendo siempre van en contra de los derechos de los trabajadores, aunque se revistan con argumentos que puedan parecer lo contrario, y sin que con ello cambie lo que hay que cambiar: el modelo globalizador neoliberal.