1) LA SENTENCIA CONTRA GARZÓN. Independientemente de todos los debates legales, entre artículos y sentencias, los ciudadanos nos encontramos con la realidad de que se inhabilita a Garzón a ¡¡¡once años!!!, siendo la primera víctima del caso Gürtel. Se le expulsa del sistema judicial, y nos quedamos con la amarga sensación de la injusticia por una pena desproporcionada. ¿De verdad es comparable su “delito” con el “delito” de los corruptos? ¡Qué equivocada estuve el pasado mes de enero cuando felicité a la Justicia por ser capaz de sentar en el banquillo a cualquier ciudadano! Lo importante no es “sentarse” sino quién puede mantener el pulso a la justicia.
2) LA REFORMA LABORAL. La reforma laboral del PP no responde a la realidad de crisis económica; ya lo ha dicho el propio Gobierno. Pero, aprovechando el miedo colectivo y la sensación de culpabilidad, se aprueban las medidas bárbaras de aniquilar derechos laborales para cuando “en este país se vuelva a crear empleo”. Es decir, no se reforma para salir del agujero económico, sino para que no se vuelva a disponer de un bienestar laboral y unos derechos de dignidad del trabajador. La reforma laboral no es económica, sino ideológica.
3) Las manifestaciones estudiantiles en Valencia. Resultaba extraño que la olla resistiera tanto sin derramarse: recortes, despilfarros, corrupción, engaños, paro, fracaso escolar, caída del sistema financiero valenciano, deudas y deudas, aeropuertos sin aviones, excentricidades carísimas y vergonzosas. Ahora se puede valorar detenidamente cuál ha sido la verdadera gestión del feudo del PP en Valencia. Y se puede ver también cómo hubiera actuado el PP frente al 15-M. La gestión de la Comunidad Valenciana antes de la crisis y ahora con la crisis no es un problema exclusivamente económico, sino ideológico.
4) LA REFORMA JUDICIAL. Como bien expresaba Gregorio Peces Barba, no habrá reforma judicial más conservadora que la propuesta por el PP: restricción de la justicia gratuita, copago para recurrir, revisión de la cadena perpetua, … La Justicia necesita medios económicos y humanos para ser eficaz e independiente, pero esta reforma es una clara apuesta ideológica.
5) LOS RECORTES EN GESTIÓN SOCIAL. Recortes en educación, en derecho, en residencias de ancianos o enfermos, en ayudas sociales, en planes de igualdad, … son la gestión más dramática e injusta de la crisis económica. Pero no sólo responde a una cuestión de recursos, sino principalmente de ideología. ¡Y si no que se lo pregunten a Cospedal!
España está sufriendo una involución sin precedentes: en derechos laborales, en confianza en sus instituciones, en recortes sociales. Una involución conservadora que no responde a las demandas de la crisis económica, sino que Rajoy actúa aprovechándose de la situación de inestabilidad y desconcierto de nuestro país. Cuando el PP ganó el 20N (otra fecha histórica superada por la actual), no dijo toda la verdad de lo que pensaba hacer, ni siquiera una parte de la verdad; pero no sospechábamos que su acción iba a ser tan retrógrada, sobre todo, porque resulta innecesaria, ineficaz y claramente injusta.
La imagen de España está ausente de legitimidad. Los ciudadanos votaron mayoritariamente al PP confiados y convencidos de que serían otras las medidas que pondrían en marcha. ¿Qué hubiera pasado si el PP hubiera escrito en su programa las medidas de la reforma laboral o dónde aplicaría los recortes, cerrando residencias o rebajando la calidad educativa o sanitaria?
La gestión de estos tres meses de Rajoy está proyectando una imagen de nuestro país de confusión, desestabilidad, incertidumbre, hundimiento. El problema no es sólo la imagen, sino la ilegitimidad con la que el Gobierno del PP está actuando: el aprovechamiento de una malísima situación de crisis para despojarnos de conquistas sociales.