1º Cuando un hecho de estas características se produce, se hace imprescindible efectuar un análisis riguroso de los controles de calidad instaurados y si se cumplieron o no en el suceso a analizar. Así habría que verificar en este caso: la existencia o no de protocolos de actuación instaurados de forma clara y definida; la existencia o no de mecanismos de alarma en el material y aparataje que impidan puedan producirse errores que conlleven peligros para la salud de los pacientes; la existencia o no de periodos de adaptación para quienes se incorporan a puestos de trabajo de indudable complejidad y riesgo; la existencia o no de criterios de selección que exijan para determinados puestos de complejidad y especificidad la necesaria experiencia previa o la garantía de un periodo de aprendizaje tutelado. Todo ello debe analizarse ahora de manera rigurosa, con criterios estrictamente técnicos y así sabremos si se cumplían o no, en la unidad del hospital donde se produjo el desgraciado suceso.

2º Por lo dicho anteriormente, no es de recibo que desde el primer momento la Dirección del Hospital haya trasladado a la opinión pública la idea de culpabilidad única y exclusiva de la profesional implicada, quedando obviada cualquier responsabilidad por parte de la Institución y sus responsables.

3º Los máximos responsables de un Centro Hospitalario, participan de los logros asistenciales que la hospitales consiguen y asimismo participan y son responsables de las situaciones difíciles que en ellos puedan darse. Es por ello que al margen de la tristeza que un hecho como el que analizamos produce en el equipo directivo del hospital implicado; se hace necesario la asunción de responsabilidades y en consecuencia la dimisión o cese de la Dirección Gerencia y Dirección de Enfermería del hospital ya debería haberse producido.

4º La forma en que la Dirección del Hospital facilitó la información a la opinión pública, a mi juicio ha favorecido que en determinados medios, se hiciesen valoraciones sobre el comportamiento de la profesional implicada que a mi juicio pecaban de desconocimiento de la materia y por tanto podían tildarse de poco rigurosos.

5º Somos muchos los profesionales y trabajadores del sector sanitario que venimos manifestando públicamente nuestra gran preocupación por la situación que hoy tiene el Sistema Sanitario Público Madrileño. La falta de planificación en la asignación de recursos, la apertura desastrosa de los nuevos hospitales, el desmantelamiento y falta de recursos en los hospitales tradicionales, el gravísimo deterioro en la Atención Primaria, la desregulación en el flujo de pacientes que lleva a un auténtico caos organizativo, la privatización compulsiva en la provisión de servicios con derivación de una parte muy importante de los recursos económicos al sector privado junto a una insuficiente financiación sanitaria por parte del Gobierno Regional están poniendo en peligro no sólo el futuro del sistema sanitario madrileño sino también están generando déficits en la calidad asistencial. La reciente denuncia ante el Defensor del Pueblo de la situación del Servicio de Urgencias del nuevo Hospital de Majadahonda, pudiera servir de ejemplo ilustrativo de todo lo expuesto anteriormente.

6º Hemos denunciado reiteradamente todas las carencias anteriormente expuestas y sólo hemos tenido como respuesta la descalificación y el insulto. Hoy ante un hecho tan grave como el acontecido reiteramos nuestra exigencia de rectificación en la política sanitaria del Gobierno de la Comunidad de Madrid; nuestro sistema sanitario público necesita menos propaganda, más recursos y una gestión más eficiente con menor nivel de despilfarro. LAS ALARMAS SE ESTÁN DISPARANDO, CAMBIEMOS EL RUMBO