Partiendo de los Objetivos que se asocian al Desarrollo y a su Sostenibilidad Ambiental, si uno se toma la molestia de leer los Programas Electorales de los distintos Partidos Políticos Españoles con posibilidades de sacar escaños, y en el caso de los que gobiernan -o han gobernado- los compara con las realizaciones prácticas en sus respectivos territorios, o con las posiciones de apoyo o rechazo a las políticas de los que gobiernan o han gobernado de los mismos, queda claro desde el primer momento que el voto al Partido Popular, PNV o CiU, o a colectivos como Ciudadanos, son difícilmente compatibles con muchos de los principios básicos de dicho Desarrollo. El resto de los partidos y agrupaciones en las que se insertan algunos de ellos (PSOE, IU, UPyD, EQUO, Podemos,…) se mueven en la contradicción de la defensa de los principios del Desarrollo Sostenible y la puesta en práctica, o el apoyo práctico en determinados territorios, de medidas difícilmente compatibles con el mismo. Adicionalmente, hay que tener en cuenta la posible relevancia de cada partido o agrupación en la defensa de sus Objetivos, atendiendo a su integración en los grandes grupos del Parlamento Europeo, lo que permite excluir a partidos como UPyD, para el que la creación de un nuevo grupo europeo no deja de ser un buen deseo de difícil significación práctica.

Pero yendo a lo concreto, un primer aspecto que subyace en los Programas es la ausencia de referencia específica a aspectos de singular interés en lo que se refiere a competencias y necesidades urgentes de actuación, en el propio Parlamento y en el funcionamiento de la UE. Y, en ese sentido, hay que destacar la necesidad de intervenir urgentemente para modificar el Marco Financiero Plurianual 2014-2020 (MFP2014-20) que es el que constriñe e inviabiliza la posibilidad de llevar a cabo muchas de las propuestas que recogen estos partidos en sus Programas. MFP2014-20 que ha significado, en la práctica, una marcha atrás en las políticas tradicionales de la UE y en su capacidad de sustentar los Objetivos perseguidos por la misma y, en particular, en la reiterada “Hoja de Ruta Europea para una Economía Descarbonizada, para el 2050”, cuya trascendencia y exigencia ya han sido objeto de comentario en las páginas de esta Sección de Políticas de la Tierra.

En efecto, el Presupuesto Comunitario Anual hasta 2020, que es el que viene regulado en este MFP2014-20, como bien sabe cualquier gestor que sucede con el presupuesto anual, es el verdadero instrumento de política de una institución o administración. Revela la importancia que se da a la misma, y las posibilidades reales de intervención que posee. Pues bien, dicho Presupuesto no ha dejado de disminuir en relevancia desde la década de los noventa en que llegó a superar el 1,2% de la Renta Nacional Bruta (RNB) Europea, situándose para el MFP2014-20 en el entorno del 1,0%, con reducción en las cifras absolutas respecto a las del período 2007-2013 en la PAC (Pilar 1: -18%), crecimiento sostenible y recursos naturales (-11%) y en cohesión económica, social y territorial (-8%), lo que deja clara la voluntad de disminuir el peso de las Políticas de la Tierra y de la Sostenibilidad del Desarrollo, frente al incremento de las ligadas a la competitividad más favorecedoras de los intereses economicistas.

Si comparamos esta cifra con las que distintas Comisiones han señalado como recomendables para poder desarrollar de forma satisfactoria los Objetivos pretendidos en los Tratados y Compromisos de la Unión Europea, que se situaban por encima del 5% de dicha RNB, tendremos una idea de la magnitud de las distancias entre Objetivos y Compromisos asumidos y capacidad práctica de su ejecución. De hecho, la cifra finalmente aprobada para dicho MPF2014-20 ha significado la señalada reducción de los fondos de la PAC y Fondos Estructurales y de Cohesión, que significan del orden del 70% del Presupuesto Europeo, y la actualización por la inflación del resto de partidas presupuestarias, con las excepciones antes señaladas.

Cabe poca duda de la progresiva caída que el Consejo y el Parlamento Europeo reflejan en estas cifras sobre la confianza en el papel de la Unión Europea en la incentivación de un Desarrollo Sostenible y de una Política de Cohesión socioeconómica, ambiental y territorial, a la que progresivamente se van dedicando fondos decrecientes. Progresiva caída muy ligada a la creciente influencia de la ideología neoliberal, a la reducción del peso de las funciones públicas, y a la primacía del interés individual y de las multinacionales sobre el interés general y la igualdad de oportunidades, no ya en los discursos (en los que se siguen manteniendo las idílicas propuestas que han hecho puntera a la Unión Europea en estos aspectos) sino en la viabilidad práctica de su ejecución a través de la reducción de los Presupuestos Comunitarios.

Constatada esta realidad, no cabe ninguna duda que se necesita un Parlamento dominado por otra ideología distinta a la conservadora, que incorpore la solidaridad, el socialismo y la ecología entre sus prioridades, eligiendo a un Presidente y a una Comisión que aseguren los Objetivos asociados a dicha visión, y que modifiquen, de forma previa y absolutamente necesaria, ese MFP2014-20 para que permita integrar políticas de intervención en las materias urgentes y prioritarias que exige la marcha hacia un Desarrollo más Sostenible; y, en particular, que haga compatible la intervención y dinámica presupuestaria hasta el 2050 con los Objetivos y políticas de inversión señaladas en la Hoja de Ruta Europea a la que anteriormente nos hemos referido.

Cuando uno analiza las razones de la progresiva reducción de la relevancia presupuestaria de la Unión Europea, son fundamentales (como muy bien señala Laureano Lázaro en distintos artículos que pueden verse en www.fundicot.org) tanto las motivaciones ideológicas como la diferencia entre lo que aporta y recibe de la Unión Europea cada Estado, aspecto en el que cada uno trata de maximizar lo que recibe y minimizar lo que aporta, con una falta de visión respecto a lo que la teoría económica demuestra para un espacio integrado como el de la Unión Europea: la disminución de las desigualdades territoriales terminan favoreciendo al conjunto de la Unión, con sinergias que tienden a ser más positivas para los más desarrollados. Pero ello sólo se puede valorar desde un Parlamento Europeo que defienda los interés del conjunto de ciudadanos de la Unión Europea, y no los intereses cortoplacistas de los Gobiernos de los distintos países. Sólo en una perspectiva integrada para el conjunto de la Unión Europea, con un Parlamento resultado de votaciones de una población informada y concienciada del papel que puede y debe asumir la Unión Europea, magnificando la unión del peso de los países que la integran, y desde una perspectiva dominada por una visión a largo plazo, podremos avanzar hacia los necesarios e imprescindibles Objetivos de un Desarrollo cada vez más Sostenible, para los que la crisis ecológica no deja muchas alternativas viables.

Objetivos aceptablemente recogidos en los Programas de los cuatro Partidos Políticos citados (PSOE, IU, Podemos y EQUO) que no vamos a reproducir aquí en su integridad, pero que si deberían enfocarse con una perspectiva algo distinta de lo que se hace en los elaborados para las Elecciones Europeas del domingo. Así, no cabe ninguna duda que para que exista Desarrollo Sostenible debe existir un acceso, en igualdad de oportunidades, de toda la población a un trabajo, bienes y servicios públicos, y condiciones ambientales del entorno, que le permitan tener un bienestar y una calidad de vida acordes con las posibilidades económicas de la Unión Europea, cosa que prácticamente todos los Programas citados, con una u otra redacción y detalle asumen. Pero es muy desigual la interrelación de las políticas generales que señalan, y el análisis de su compatibilidad con la sostenibilidad de los recursos, ecosistemas y medio ambiente de la Unión Europea y del conjunto del planeta.

En todo caso, los cuatro asumen como imprescindible defender (con distinta incidencia y matizaciones) el peso de las administraciones públicas en el aseguramiento del acceso a esos bienes y servicios públicos, así como las condiciones en que la sociedad pueda desarrollar actividades que generen empleos sostenibles a largo plazo. Empleos sostenibles que permitan seguridad a los ciudadanos para poder disponer de hogares y de condiciones de vida estables en dicho largo plazo.

En este sentido es importante destacar que las actuales políticas neoliberales, centradas en promover miniempleos, empleos provisionales a tiempo parcial, o salarios-basura, no pueden ser las bases de una sociedad con futuro, porque el incremento de desigualdades y la insatisfacción e injusticia que generan son el germen para el cuestionamiento de la propia sociedad.

Incrementar el papel de lo público implica incrementar el Presupuesto de la Unión Europea, mejorar su gestión, y priorizar las acciones ligadas al Desarrollo Sostenible, por oposición a las actuales políticas centradas en promover los negocios y la especulación financiera, así como los intereses de los lobbies de las multinacionales impulsoras de una sociedad de consumo manifiestamente insostenible, y con consecuencias cada vez más nefastas sobre el equilibrio ecológico del Planeta. No se trata, por lo tanto, sólo de incrementar los recursos Presupuestarios de manera creciente en términos reales, de manera que para 2050 se haya llegado a la señalada cifra del 5% de la RNB europea, para que sea viable una verdadera política integrada de la Unión Europea para el Desarrollo Sostenible, sino también de priorizar adecuadamente a qué y cómo se utilizan dichos recursos. Y para ello deben recordarse los Principios básicos de la Unión Europea con incidencia más significativa en dicho Desarrollo Sostenible, como son el de Precaución, el de Internalización de Costes Externos y el de garantizar la Información, la Transparencia y la Participación Pública en la Toma de Decisiones.

Los cuatro partidos que presentan Programas compatibles con las Políticas para el Desarrollo Sostenible y con una posible incidencia significativa en el Parlamento europeo dentro de grupos de relevancia en el conjunto (PSOR, IU, Podemos, EQUO) no deberían olvidar la importancia y relevancia práctica de esta medida, que debería ser prioritaria en el cuso de acción del Parlamento ya para este año del 2014, modificando adecuadamente el MFP2014-20 para que en 2015 las disponibilidades y prioridades presupuestarias, y las aportaciones de los distintos países se adapten a las nuevas circunstancias y prioridades de un Parlamento que esperamos renovado y social y ambientalmente progresista. Así nos lo muestran, con distinta incidencia en cada uno de los epígrafes correspondientes, estos cuatro Partidos, todos ellos con propuestas políticas que serían compatibles con la consecución de una incidencia creciente de la Unión Europea, a través de su Parlamento, en el avance hacia dicho Desarrollo Sostenible, priorizando de distinta manera y con medidas de distinta viabilidad práctica a medio plazo, acciones que podrían contribuir a enfocar muchos de los grandes problemas que se aprecian en el horizonte cercano.

De ellos venimos reiterando como particularmente más graves para la próxima legislatura del Parlamento en elección este domingo, los de: mantenimiento de la crisis socioeconómica en los países desarrollados e integración de nuevos países en dicha crisis ante los previsibles nuevos problemas económico-financieros que se perfilan a medio plazo; crecimiento de las desigualdades en los países desarrollados compatible con la disminución de las desigualdades a nivel mundial, por los efectos de la mundialización económica; creciente crisis ecológica con graves incidencias asociadas al calentamiento global; o los nuevos problemas militaristas y territoriales por el reequilibrio y acceso al control de recursos escasos de precio creciente, asociados al nuevo peso de Asia (China e India) en la globalización planetaria.

Los problemas, salvo la incidencia creciente de la crisis ecológica y del calentamiento global, que agravan y complican el panorama, no son nuevos y han estado en el origen de importantes conflictos bélicos en otros momentos de la Historia de la Humanidad. Además, su gravedad es creciente ante las políticas dominantes a nivel global, propiciadoras de una globalización enfocada para el beneficio de las multinacionales, con un creciente peso de la economía financiero-especulativa desde principios de los noventa del siglo pasado, que han conducido a sucesivas crisis de gravedad creciente, y no han logrado remover las bases que impidan una de consecuencias más graves a medio plazo.

La necesidad de un Parlamento y una Unión Europea fuerte y con Objetivos y Políticas claras y precisas en los extremos señalados, seguramente prescindiendo de países que, como Gran Bretaña, siempre han tenido objetivos de freno y contención-regresión de la propia Unión, nunca ha sido tan imperiosa como ahora. Y, sin embargo, el interés por estas elecciones y el enfoque dado a las mismas, junto al fuertísimo incremento de partidos y opciones derechistas cuestionando la existencia de la propia Unión Europea o de sus políticas ambientales y de cohesión, y propugnando la vuelta a nacionalismos trasnochados, nunca ha sido tan fuerte. Es obvio que no hemos sido capaces de trasladar lo que está en juego, ni que el tiempo que queda para resolver por las buenas las contradicciones presentes en esta sociedad es cada vez más escaso. Y, lo malo, es que la Historia nos enseña que las contradicciones siempre se resuelven.