Francisco Camps, el hoy Presidente imputado por el tema Gürtel, ha construido una Comunidad “de las maravillas” en torno a los Grandes Eventos. Fórmula 1, Copa de la América, Ágora para el Open de Tenis, Ciudad de las Artes (con un sobrecoste de 600 millones de euros), y un largo etcétera. Todo eso ha servido para varias cosas:
1) De forma muy hábil se ha construido un sentimiento de “valencianía” en torno a los grandes proyectos, a veces inútiles o carentes de razón, o de infraestructuras en las que se “vende” el continente sin pensar en el contenido. Pero, eso nos ha hecho “más que nadie”. Valga lo que valga.
2) Además, se ha difuminado la verdadera gestión política: el día a día. El gobierno está paralizado, sin iniciativa, sin resolver problemas o conflictos, pero en un permanente escaparate.
3) Como es lógico, nunca hay dinero para todo: por eso, hay que priorizar. Camps y el PP lo han tenido claro. La prioridad es lo que sale en la televisión, lo que da la imagen de Camps y Rita paseando en un Ferrari, o alfombra roja de invitados pagados con talonario. Porque hacer colegios, centros de salud, bibliotecas, no resulta lucidor.
4) Con esta política de eventos, se extendió el mensaje de: “Empleo y Prosperidad”. Ahora, en época de crisis, vemos que eso no es verdad. El empleo y la prosperidad lo da, sobre todo, la inversión y la apuesta por la Educación y la Formación; pero, la Comunidad Valenciana está a la cola en el sistema educativo siendo la tercera que menos inversión realiza por alumno/a.
Pero, detrás de esta política de escaparate, se ha “camuflado” las verdaderas intenciones.
Se ha malgastado dinero público con una alegría perjudicial, pagando sueldos, salarios, contratos millonarios (véase el canon de la Fórmula 1: 90 millones de euros), argumentando que eso reportaría beneficios. Beneficios que no llegan pues encabezamos ranking de aumento de desempleo, de deuda por habitante, de descalabro del sistema financiero. Bancaja ha sido una entidad financiera utilizada políticamente para los “caprichos o necesidades” del Presidente, desde pagar la fianza de Jaume Matas hasta embarcarse en proyectos ruinosos.
Y, cuando se maneja tanto sobrecoste, oculto detrás de fundaciones, sin que la oposición pueda ver las cuentas, sin explicar para qué sirven las cosas, sin dar rentabilidad económica y social de los resultados, sin realizar planes previos de viabilidad ni posteriores de beneficios obtenidos, todo resulta demasiado tentador. Burlado el control y la fiscalización, manejando millones de euros de forma vertiginosa, ¿qué se puede perder por el camino? ¿qué es Gürtel y cuánto hay detrás?
La Política de Eventos ha sido un camuflaje perfecto para disponer del dinero público sin control ni fiscalización al tiempo que se ocultaba la gestión política y se creaba un paraíso de las maravillas, tan irreal como dañino, parecido a los vergonzantes “paraísos fiscales” que también se ha llenado de sinvergüenzas.