Aparece vinculada a la posible financiación el grupo Sedesa, antes llamado Construcciones Cotino, en honor al nombre de su fundador que a la vez es padre del todopoderoso Conseller Juan Cotino del gobierno de Francisco Camps.

Cotino, el conseller, ha sido Director General de la Policía con Aznar, y antes fue concejal en el gobierno de Rita Barberá, para pasar luego a desempeñar distintas Consejerías desde el gobierno de Camps hasta ahora. Todo el mundo conoce la afiliación de Cotino al Opus Dei como también la estrechísima vinculación ideológico-política con el Presidente Camps. Juan Cotino no es uno más del gobierno ni uno más del PP.

Todas las veces que se le ha acusado de su familiar vinculación con la empresa Sedesa (pertenece a su familia), él ha contestado airado que “jamás renunciará a la familia”. Pero lo cierto es que este grupo ha crecido de forma exponencial desde que el PP está en el gobierno realizando toda clase de infraestructuras, urbanismo, obras de servicio (hospitales, colegios, polideportivos, residencias,…), energía, y todo lo que haga falta.

Ahora dice no saber si existió o no relación con la trama Gürtel. ¡Pobre, qué va a saber él! En caso de que hubiera relación, sería, según sus palabras, “puramente comercial”. Aunque Juan Cotino se enteró, igual que todos lo sabemos, de la famosa fiesta de cumpleaños que “El Bigotes” Álvaro Pérez organizó a Pedro García, director de la televisión valenciana hasta hace un mes, e íntimo amigo suyo pues además fue padrino del bautizo de la hija del Bigotes, sustituyendo al famoso Correa que no pudo serlo porque acababa de ser apresado por la policía. La fiesta de cumpleaños se realizó en Marruecos y volaron en el avión privado del empresario Juan Cotino, sobrino del famoso Conseller de idéntico nombre. ¡Cuánta casualidad y qué buenos amigos!

Perdonen que les haya abrumado con el culebrón, que más parece de un programa de Salsa Rosa, si no fuera porque hablamos de posible corrupción, de posible tráfico de influencias, de posibles delitos de cohecho, de posibles y conocidos amiguismos, y de posible financiación del PP.

El Opus se santigua, se bendice y espera salir airoso de tal “persecución política”, como asegura el PP que está sufriendo, como si se tratara de una película de romanos.

Pero las preguntas encima de la mesa serían:

1) ¿Es posible que un conseller pueda estar en un gobierno adjudicando obras, a veces bajo su competencia, a la empresa de su familia? Cuando fue Conseller de Bienestar Social, la empresa de su familia construía residencias de la 3ª edad. Ahora que se dedica al Medio Ambiente, Sedesa tiene buenas ramificaciones en esta área. ¿Es ético, es legal, es normal? ¿Acaso no existe la incompatibilidad ni la imparcialidad? ¿No se escandaliza nadie? Si alguien desea más información, no se pierda la última noticia que aparece en El País Comunidad Valenciana. http://www.elpais.com/articulo/Comunidad/Valenciana/negocio/Bienestar/Social/firma/vinculada/Cotino/elpepuespval/20090924elpval_1/Tes

2) El director de televisión valenciana Pedro García, intimísimo amigo de Camps y del Bigotes, dimitió hace escasos días. ¿Qué pasó? ¿Lo obligaron a apartarse? ¿Hay más de lo que parece en el caso Gürtel valenciano? ¿Por qué dimite y sin explicación? Pedro García hizo un “magnífico trabajo” de manipulación informativa, de ocultación de datos, de convertir la televisión en un “Nodo Pepero”. Pues algo huele muy mal para que el padrino de bautizo sea “despedido” por Camps.

3) Y lo que más me preocupa por la situación de impotencia en la actuación de la justicia:

¿Cómo es posible que el Tribunal Superior de Justicia de Valencia se niegue a investigar el exhaustivo informe policial alegando que no tiene que ver con el posible delito de cohecho de Camps? ¿Por qué lo ocultó, lo negó, lo rechazó? El TSJ determinó que Camps no ha mentido, nada tiene que ver con la trama y queda libre de un posible delito de cohecho.

Probablemente, todo ello sea legal y existan normas jurídicas e innumerables leyes con grandes articulados que hacen posible esta situación, pero no estamos únicamente ante una cuestión de ética o moral o decencia o espiritualidad. No hablamos sólo de formas y apariencias, sino de fondo. Es cuestión de reclamar JUSTICIA. Y no sólo de buscar triquiñuelas legales. Que son cosas bien distintas.