En contraste con lo que ocurre entre determinados círculos políticos, las declaraciones, los escritos y los análisis de Imaz nos tenían acostumbrados a un tono de sosiego, racionalidad y espíritu constructivo que eran positivamente valorados por propios y ajenos, y que estaban haciendo de este líder vasco una de las voces más respetadas, y de mayor autoridad, en el panorama político español. Por ello, su renuncia a concurrir de nuevo a la Presidencia del PNV no es una buena noticia, por más que dicha decisión venga argumentada con razones que revelan generosidad y altura de miras. Desde luego, la vida política española no está sobrada de líderes de talla, por lo que cada vez que se produce una retirada de este tipo –cosa que no sólo ocurre en el PNV– somos muchos los que no podemos dejar de pensar que no deberíamos permitirnos tales lujos.