Al parecer, el “Servicio Secreto” montado por Granados se encuentra fuera de cualquier control político o legal. Según cuenta la prensa está formado por un ex inspector de policía -que dirige el cotarro e informa directamente al consejero – y por varios ex agentes de la Guardia Civil, que hacen de grupo investigador y obtienen datos reservados al margen de la legalidad vigente, ya que solo los miembros de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado tienen competencias legales para ello y siempre que actúen en el marco de una investigación policial o judicial.
Causa curiosidad y estupor que tanto la Presidenta Aguirre como el Vicepresidente González lancen balones fuera, asegurando que ignoran el tipo de informes que elabora el equipo del consejero de Interior. Cuesta creerlo.
En una Comunidad con un ambiente tan enrarecido como la de Madrid, donde hay tantos frentes abiertos, tantas batallitas -en el seno del propio PP- por controlar instituciones clave como el Canal de Isabel II, la televisión autonómica o Caja Madrid
-¿con la vista puesta en una pronta privatización?-, no es muy creíble que la Presidenta Aguirre se encuentre en la inopia. Porque si alguien tiene tanto interés en controlar, por ejemplo Caja Madrid, como está demostrando Aguirre, que parece dispuesta a echar toda la carne en el asador caiga quien caiga, atreviéndose hasta a modificar para ello la ley de Cajas y sin importarle si desestabiliza o no dicha institución, ¿alguien puede creerse que a una persona así se le escape algo?
Pues eso, más bien parece que el guión de la película de espías está escrito por Aguirre y el papel protagonista lo tiene Granados, que hace de jefe de esta ¿Stasi a la madrileña? Nos falta por conocer lo más importante: el desarrollo de la trama.