Poco tienen que ver con las españolas. Son elecciones que se realizan a dos vueltas. Lo que quiere decir que hay un solo candidato o candidata, es importante la reserva, por circunscripción. Quién obtiene mayoría absoluta de los votos expresados en la primera vuelta es elegido si sus votos pasan del veinticinco por ciento del censo. Si ningún candidato se alza con la victoria en la primera vuelta, todos los que superan el 12,5 por ciento del censo pueden presentarse a la segunda. Lo que quiere decir, que en muchas circunscripciones puede haber tres o cuatro candidatos. Se darán pactos entre partidos de izquierda, seguramente ninguno o excepcional entre los partidarios de Sarkozy y de Marine Le Pen. Si, por el contrario, llegara a producirse un pacto entre Sarkozy y de Marine Le Pen, sería una tremenda revolución en Francia. Pero los pactos entre partidos que deberán ser avalados por el electorado, y no solo por sus ejecutivos como ocurre en España, pueden sufrir muchas desautorizaciones. En Francia se dice que en la primera vuelta se elimina y en la segunda se escoge.

La designación de los candidatos del Partido Socialista, realizada después de las primarias, ha sido difícil porque había que resolver los conflictos que derivaban de la alianza legislativa con los Verdes, garantizando a éstos cincuenta circunscripciones con posible victoria. En éstas, los socialistas con posibilidad de ganar no se iban a presentar. También han surgido conflictos por la aplicación de la paridad, que es más fácil de aplicar en una lista que cuando hay que escoger un solo candidato. Asimismo, otra dificultad ha surgido por la necesidad de respetar las cuotas de las corrientes internas. A esto hay que añadir que el sistema electoral personaliza en extremo el voto y que hay personalidades locales, por ejemplo alcaldes, que deben retirarse porque la circunscripción es para los verdes, o para una mujer, o para…Y eso los electores no lo aceptan. Por ello, se comprende que surjan rebeldes que decidan ir a la elección en contra de su partido. Si a esto añadimos que el PSF ha hecho un pacto con los Verdes, que tendrán de seguro más votos locales que su candidata a la Presidencia, pero que no pensaba en ese momento en el éxito que iba a cosechar Melanchon, con quien no tienen hoy ningún acuerdo electoral para las generales. ¿Y quién duda de que éste lo vá a exigir? Necesita materializar con diputados el empuje de su campaña y su liderazgo, en una coalición en la que los comunistas no son los más numerosos, pero sí los mejor organizados. La amenaza es sencilla: sin acuerdo se mantiene el candidato del Frente de Izquierda y esto puede bastar para que gane la derecha la circunscripción. La tradición llamada republicana es que las izquierdas apoyen el candidato de su campo que va en cabeza. Sí ¡pero no es el compromiso artificial del PS con los Verdes! Se pueden adivinar los líos posibles. Por ello, esta vez la salvación de los dos presidenciales puede venir de la abstención, que cuanto más alta sea más difícil hace conseguir el porcentaje de inscritos legal para mantenerse.

Las elecciones se celebraran el 10 y 17 de junio. Muy poco tiempo para cerrar acuerdos. Las sorpresas por lo tanto no se pueden excluir. El nuevo Presidente tendrá cuatro escasas semanas para con algún gesto ayudar a sus candidatos, y desde luego la constitución del gobierno será fundamental.

La lógica del sistema electoral supone que el Presidente saque mayoría absoluta, y, si gana Hollande, es previsible que la izquierda tenga esa mayoría absoluta. ¿Pero suficientemente homogénea para gobernar en tiempos indiscutiblemente muy peligrosos?

Si al contrario el voto presidencial favorece a Sarkozy, la fuerza actual de la izquierda, que es el dato nuevo del panorama político francés, supera lo que fue en tiempos de Mitterand, se agrupará sin dificultad en la segunda vuelta cuando, al menos desde sus dirigentes, el Frente nacional de extrema derecha no retirará sus candidatos con capacidad legal de competir. La Asamblea le podría entonces salir rana a Sarkozy.

Por lo tanto el 6 de mayo todo no estará cerrado.