Tendrán razón. Ya que en términos de eficacia publicitaria el único objetivo es el de lograr hacer llegar el mensaje que se ha escogido. Eso sí, merece esta discusión la elección del mensaje que han querido trasmitir, porque es ahí donde cometen el error.

El mensaje elegido es el elemento que está transformando de publicidad a propaganda esta campaña. Utilizando propaganda con todos los significados negativos que se ha terminado por atribuir a este término y que deriva en el rechazo irracional de todo el mensaje.

La propaganda, y esta campaña es claramente un ejemplo, es sospechosa. Se pierde así, el interés de mostrar una realidad objetiva. La obviedad del mensaje banaliza el dato que acompaña a la imagen y lo pone en duda.

De esta forma, cuando los ciudadanos nos enfrentemos a este cartel en la calle reproduciremos nuestras dudas. Dudas que además se acrecientan cuando uno sabe del origen ideológico del mismo.

Del mismo modo, utilizar la exageración a través del mecanismo de comparación con elementos, precisamente, inconmensurables, logra una vez más que el mensaje llegue, pero el fondo vuelve a trabajar en dirección contraria, haciendo más sospechoso, si cabe, aquello de que están más protegidos los Linces que los Bebés.

El último aspecto que rompe el mensaje radica en la falsedad del mismo. Probablemente se pueda considerar como el mayor error en el intento de crear un dato objetivo, el basarlo en una premisa absolutamente falsa. Parece obvio, pero por lo visto no lo es.

La protección de un humano es infinitamente mayor a la de un animal simplemente en el número de aspectos protegidos por Ley en cada uno de los casos. Desgraciadamente en esta comparación, pierden los animales, que a duras penas logran ostentar un derecho; la vida.

Los humanos, por el contrario, podemos defender hasta nuestro honor. Que se lo digan a Tomás Gómez con esto de Ana Mato…

Respecto a la posibilidad de pretender comparar los derechos de un posible futuro humano con los de un futuro posible Lince, con el fin de negar la multiplicidad de factores que influyen en la reproducción de un ser humano y así igualar al hombre con el animal, se debe alegar que ante, nuevamente, elementos inconmensurables es un error abrir el debate y responder.

Yo, me niego a caer en esta trampa que nos propone la Conferencia Episcopal. Cuando quieran un debate serio, que avisen.