“La vida por delante” es la adaptación teatral de la novela de Romain Gary, ganadora del premio Gouncourt en 1975 con el pseudónimo de Emile Ajar y de la que se llegó hacer una versión cinematográfica en 1977 alcanzando el Oscar a la mejor película de habla no inglesa. Si en esa cinta Simone Signoret está fantástica, nuestra Concha Velasco bajo la dirección de Pou, está soberbia en la interpretación de Madame Rosa. El personaje, no es otro que una ex prostituta judía de cerca de 70 años que se gana precariamente la vida dando albergue temporal en su casa de París a los hijos no deseados de las prostitutas del barrio. Vive en un edificio que está lleno de personajes pintorescos. Momo uno de esos niños, es un muchacho árabe de 14 años que tiene a Madame Rosa como su única familia. Y es él, el que nos narra el sórdido paisaje humano en el que hace su aprendizaje vital. En un lenguaje de ternura e inocencia del adolescente que es, denuncia el racismo y el materialismo. Reflexiona sobre la vejez, la soledad, el amor en el sentido más puro e incluso sobre la eutanasia. Todos, sorprendentemente, asuntos de plena vigencia.

Un retrato sensible y real de personajes marginales, que emociona y seduce al espectador desde el primer minuto.

Impecable puesta en escena desde la sobriedad y la excelente interpretación de todos los que aparecen en esta obra teatral. Pero, como una estrella que luce más que todas las demás, aparece la maravillosa y versátil Concha Velasco que exhibe sin recato una feliz madurez compaginada con la maestría profesional que nos tiene acostumbrados.

Una oportunidad para los amantes del buen teatro.