“La vida secreta de Ángela B.” narra la trayectoria vital de una mujer, Ángela Blanes, desde su nacimiento hasta la cuarentena. Contado así parece el inicio de una novela más en la que se cuentan las peripecias de una mujer actual. Pero, lo peculiar de esta novela es la forma de contar esa trayectoria vital, esa lucha personal del personaje central por hacerse un hueco en la vida, por encontrar su espacio propio.

La autora, Juana Escabias, organiza esta obra -que es su segunda novela- como si de un puzle o de cuadros teatrales se tratara. Aunque Escabias es también dramaturga, directora de escena y fundadora de una compañía teatral y eso podría pesar a la hora de narrar, la novela tiene la agilidad de la acción posible y bien llevada, que se desarrolla con vaivenes de espacio-tiempo que ayudan dibujar una composición completa del personaje de Ángela.

Capítulo a capítulo vamos conociendo a Ángela B. gracias a personajes y realidades que giran en torno a ella, componiéndose así una imagen poliédrica de ella que lleva al lector a considerar a Ángela una persona real, cercana, de carne y hueso con la que se puede establecer una conversación mental. Hasta el punto de que Ángela B. podría ser cualquiera de nuestras amigas, cualquier mujer que conozcamos con inquietudes vitales, artísticas, sociales o profesionales. Cualquier mujer que haya comenzado a tejer con mimo y cuidado una relación sentimental que ella cree perfecta, pero que está destinada al fracaso. Ella va a sufrir, y el lector acompaña a Ángela en ese recorrido, y en ocasiones asalta la tentación de dialogar con ella, para advertirle, para intentar que no siga por ese camino y se tiene la sensación de estar ahí, hablando con Ángela.

Recomiendo la lectura de esta novela porque sorprende, es amable, pisa el suelo de la realidad de muchas mujeres de nuestro tiempo. Escabias consigue que se produzca en el lector una empatía natural hacia Ángela y que llegue a reconocerse también como superviviente de la misma realidad social -e incluso sentimental- que vive Ángela Blanes.