Hoy quienes toman las calles exigen, entre otras, medidas de control al capital especulativo, la puesta en marcha de políticas de crecimiento económico y no sólo de restricción del gasto, la apuesta por la educación y la sanidad pública frente al modelo privatizador de las mismas, más transparencia en la gestión pública, un mayor desarrollo si cabe de la democracia, hacía formas de participación de la ciudadanía en la toma de aquellas decisiones que les afectan de modo directo y grave, el apoyo decidido por parte de los Gobiernos e instituciones a las familias que, debido a la crisis, no pueden hacer frente a las hipotecas.
Y es que, el drama de los desahucios en nuestro país lejos de ir a menos cada día aumenta más. De esta forma muchas familias obreras, humildes y honradas ven cómo quienes un día les dieron créditos de manera fácil, prometiéndoles cumplir sus sueños de prosperidad, hoy se los roban a fuerza de notificaciones de embargo y desahucio.
Andalucía no es una isla en este drama ya cotidiano, nuestra región ha visto de esta forma cómo los desahucios solicitados ante los juzgados andaluces se incrementaron un 34,1 por ciento en el primer semestre de 2012, llegando a 7.133 ejecuciones en la comunidad, siendo Sevilla, junto con Málaga, las provincias en donde se dio un mayor aumento. Y mientras todo esto pasa, mientras el sistema neocapitalista devora de mano de la crisis el presente y futuro de miles de personas: ¿Qué medidas decididas se toman desde los escaños para frenar esta situación? ¿Qué propuestas se hacen desde el propio consistorio hispalense para dar solución a las más de mil familias que a día de hoy han sido desahuciadas en nuestra ciudad? Hoy se demandan al menos por parte de la sociedad civil, que toma las calles con pancartas de indignación, que desde los partidos de izquierda se lleven a cabo propuestas valientes y que realmente sirvan para atajar esta situación, actuaciones como la de la exigencia a los Bancos y entidades de crédito de llevar a cabo una propuesta de alquiler reducido antes que un desahucio, para aquellas familias que no puedan hacer frente al pago de la hipoteca por encontrarse en situaciones económicas precarias o la puesta al servicio del Banco de viviendas de propiedad pública para las familias desahuciadas, entre otras, son sólo algunas de las medidas que hoy deben servir para la reconstrucción de aquellas vidas robadas por esos ladrones de sueños de corbata y chaqueta.