Las imágenes mostradas por la televisión pública en las que podía verse a los trabajadores haciendo cola al pie de un camión, esperando en la calle a que les dieran un finiquito sin mediar papel ninguno, ni documento, a cambio de devolver a los organizadores el chaleco identificativo, eran humillantes y patéticas.

En pleno siglo XXI todo el Planeta ha podido ver por televisión cómo se trata a los trabajadores que reclaman sus derechos en un evento deportivo mundial, sin apenas crítica, ni recriminación por parte de los países participantes. Probablemente entre estos trabajadores y las empresas organizadoras no mediaba más que un contrato verbal, como los que hacían antes en España los caciques en las plazas de los pueblos para elegir a los jornaleros que trabajarían ese día por la gracia de su voluntad.

Son malos tiempos para el empleo. Estos trabajadores Sudafricanos son un ejemplo de las perversiones del neoliberalismo, que ahora vuelve nuevamente a la carga en todo el Mundo reclamando más “flexibilizaciones” en el empleo, que no son otra cosa que la pérdida de derechos que ha costado mucho conseguir. Como se está viendo en Europa, los famosos “mercados” exigen recortes y entre ellos, reformas laborales que persiguen recortar con los derechos de los trabajadores. El asalto al Estado social Europeo del que tanto nos enorgullecemos es un hecho que necesita una amplia respuesta social. De lo contrario, todos podemos terminar al pie de un camión esperando a que el cacique de turno nos de la divina oportunidad de trabajar.