Un proceso inédito en Europa, donde no sólo han participado los militantes del partido, sino que ha sido abierto a los electores, simpatizantes y ciudadanos que se declarasen progresistas y quisieran contribuir con un simbólico euro para la campaña electoral que se avecina. La respuesta ciudadana ha superado enormemente el listón que los dirigentes del PSF entendían como un éxito (para ellos, llegar a un millón de sufragios suponía un resultado magnífico), ya que en primera vuelta fueron más de 2 millones y medio de personas y cerca de los 2,7 millones en la segunda.

Además, han conseguido convertir al partido en el centro de la vida política del país. Ha habido debates públicos en las televisiones francesas con unas audiencias muy considerables. Incluso han conseguido el record de audiencia en su franja horaria con el último debate entre Martin Aubry y Francoise Hollande, más de 5,6 millones de espectadores y más de un 21% de share, es un hecho a destacar.

En este tiempo, quienes concurrían han tenido la oportunidad de expresar sus análisis sobre la crisis y las propuestas y soluciones para abordarla, las reflexiones sobre como debe contribuir cada sector social o económico para salir de esta situación o para refinanciar a la propia banca. En definitiva, ideas y propuestas, con más matices que grandes diferencias entre muchos de ellos, que ofrecen a la sociedad francesa una imagen clara y nítida de lo que pretende quien aspira a desalojar del Eliseo a Sarkozy, algo radicalmente opuesto a lo que ofrece Mariano Rajoy en España.

Parte del éxito hay que atribuírselo a quien las asumió ante la demanda interna, la candidata que ha quedado segunda y que durante esta aventura abandonó temporalmente la dirección del partido para evitar ser juez y parte (algo muy importante en un proceso como éste). Pero también hay que destacar la actitud de los concurrentes, 6 dirigentes que han sido capaces de exponer sus matices y sus programas sin que con ello se trasladase una imagen de ruptura tras la votación. Es más, ayer se escenifico la unidad del Partido y el vencedor hizo un llamamiento a la unidad de la izquierda.

La segunda vuelta ha sido protagonizada por la impulsora de las 35 horas semanales, Martin Aubry, y Hollande, Dos proyectos con matices, el de ella más directo y más escorado a la izquierda, frente al de Hollande que se ha ubicado en el centro-izquierda. Pero parece que entre las claves del éxito del ganador ha pesado más presentarse como un candidato conciliador e integrador, que su moderación.

Las primarias francesas han demostrado una vez más, que cuando en los partidos políticos se abren nuevos cauces de participación interna, los ciudadanos y ciudadanas se implican y superan con creces las expectativas de quienes han abierto estos espacios. Pero no sólo las han superado en participación directa mediante el voto, sino en atención del conjunto de la población como bien demuestra el seguimiento de los debates realizados entre los candidatos.

El conjunto de la ciudadanía está reclamando más cauces de participación, lo hacen los indignados en todo el planeta, pero también el conjunto como se demuestra en todos los estudios de opinión.

En el programa electoral que aprobó el PSOE el pasado sábado hay avances muy significativos en calidad democrática en las instituciones. Los ciudadanos y ciudadanas tienen mayor interés por lo colectivo y la política de lo que algunos poderes y partidos políticos pretenden otorgarles.