“Leones por corderos” cuenta tres historias cruzadas e interconectadas, protagonizadas por un belicoso senador neocon (Tom Cruise) enfrentado en Washington a una periodista escéptica (Meryl Streep); un veterano de Vietnam e idealista profesor en California (Redford) y dos ex-alumnos suyos, ahora soldados heridos y cercados por los talibanes en las montañas de Afganistán.

Se trata de una película que contribuye a darnos a conocer el malestar político creciente que existe en los Estados Unidos de América con su Administración y especialmente con su Presidente Bush. El rechazo, cada día más generalizado, contra la guerra de Irak, la política exterior y la política antiterrorista norteamericana.

Son muchos los que piensan que el tono crítico de “Leones por corderos” no ha sido suficiente para calificar de buena la película, consideran que Redford no logra sus pretensiones en su resultado final. Pero, yo humilde aficionado al cine, no puedo compartir esta opinión. No sólo es una película valiente, bien realizada y con unas magníficas interpretaciones, sino que posee lo más importante, transmite ideas y emociones. Y desde luego cumple, y es digno de elogio, lo que su director, Robert Reford, dice qué es esta película: “un gesto de perdón por lo que nuestro país ha hecho en los últimos seis años”.