Es indignante cómo estos días los medios de comunicación, y la “diplomacia” política habla del conflicto. Pedir escandalizados el alto el fuego y enviar, ahora, ayuda humanitaria urgente cuando ha saltado la sangre, es una demostración más de la hipocresía de la Comunidad internacional. Gaza lleva años siendo un campo de concentración asediado por tierra, mar y aire por el ejército israelí. Y Cisjordania un campo minado de asentamientos judíos, protegidos por el ilegal muro, que someten a humillación, terror, y desesperación a los palestinos.

¿Qué hace la comunidad internacional? Nada. Esta película que hoy os invito a ver, es una mirada del israelí Eran Riklis. Se trata de una historia en la que la búsqueda de la justicia termina por descolocar a todos sus protagonistas. Y nos enseña que las fronteras interiores son más difíciles aún de franquear.

El director hace una reflexión crítica de la política israelí y del ambiente de asfixia en la que viven los palestinos. Las actrices y sus personajes son imposibles de olvidar. El viaje “legal” y personal de la palestina Salma nos lleva hasta el corazón del complejo y oscuro caos que se libra en Oriente Próximo dónde, está claro que, les hemos dejado solos.

Desde mi conocimiento de ese conflicto, y después de hablar, en mis viajes por Palestina e Israel, con mujeres de ambas culturas, os puedo asegurar que el futuro está en manos de ellas.

Cómo en la película, son las mujeres las únicas que pueden llevar la justicia y la esperanza a esa tierra.