Pero lo curioso es que esa tendencia de reflujo político, y de “recogimiento” secundario se ha mantenido prácticamente hasta nuestros días, pese a los cambios que se han producido en la naturaleza de la vida política española, en la que ya no es tan habitual que algunos jóvenes empiezan militando en la extrema izquierda y vayan evolucionando a lo largo de su vida hacia posiciones más moderadas. Ahora, bastantes jóvenes empiezan ya militando en las filas de las Juventudes Socialista, por ejemplo, y luego van ocupando distintas responsabilidades. De hecho las biografías de buena parte de los actuales líderes y altos responsables del PSOE responden a este tipo de trayectoria.

No obstante, lo que ocurre en el Partido Comunista Español continua siendo un tanto peculiar. Si uno repasa las listas de las personas que en su día militaron en el PCE. y que ahora ocupan posiciones políticas destacadas, la verdad es que es para sorprenderse. Si todas esta personas continuaran formando parte de dicho partido, no podría negarse que sus posibilidades y su grado de influencia en la vida social y política sería muy superior a la que ha llegado a tener. Lo curioso es que el proceso de segregación de líderes comunistas cualificados continua en nuestros días y ahora parece que personas tan destacadas como Inés Sabanés y Gaspar Llamazáres podrían seguir el camino recorrido por muchos otros a lo largo de los últimos años.

En cuanto un líder adquiere cierto peso, proyección pública y capacidad de protagonismo desde las filas de Izquierda Unida y el PCE, empieza a tener bastantes probabilidades de ser desplazado. Exactamente todo lo contrario que suele ocurrir en otros partidos políticos. Además, las probabilidades de que esto ocurra son mayores si dicho líder adopta unos modos templados y unas formas razonables de presentar sus argumentaciones y si se esfuerza por intentar “llegar” a los electores moderados de izquierda, sin los cuales el PCE. e Izquierda Unida continuarán siendo poco más que formaciones testimoniales. Por eso, los comunistas se han ido convirtiendo poco a poco en una organización que tiende a perder memoria biográfica concreta, hasta el punto que, si hoy día se celebrara una reunión “nostálgica” de altos cuadros y responsables de los últimos años, se encontrarían con que muchos de ellos o han abandonado la política activa, o ha sido “recogidos” por otras organizaciones políticas en las que continúan, – o han continuado – desempeñando algún papel político, más o menos discreto o destacado; pero en cualquier caso un papel que estará condicionado por ese carácter de “recogidos”, de personas que un día se vieron prácticamente a la intemperie, sin saber muy bien cómo ni por qué, y que acabaron encontrando cobijo en otros partidos que supieron obtener ventajas de sus conocimientos y capacidades políticas.

En los últimos días, cuando parece que pueden estar en curso nuevos procesos de exclusión y segregación interna se han vuelto a escuchar argumentos y proclamas orgullosas: “Aquí nadie tiene asegurado nada” – sentencian algunos – “¡Si alguien piensa que va a seguir porque es famoso o popular está equivocado!” remachan otros, al tiempo que no faltan los que claman por viejas esencias y viejos recetarios políticos que cada vez logran convencer y atraer a menos personas. Ahora, eso sí, explicándolo todo en un formato adecuadamente estructuralizante, pseudoerudito y confuso. Y, mientras tanto ¡que siga la rueda de los “recogidos”!