El sufrimiento es intenso y silencioso, pero hay que ponerle cara y voz. Hay que sacarlo a la luz. La sociedad española en su conjunto tiene que conocer esta realidad para exigir al Gobierno cambiarla. En España, en los últimos cinco años, la pobreza ha crecido de manera desbocada en nuestra sociedad, y especialmente en algunas comunidades autónomas.

Según la Encuesta de Presupuestos Familiares que realiza el Instituto Nacional de Estadística (INE) el porcentaje de pobres (con el 60% de la mediana de cada comunidad) ha crecido de 2008 a 2011, un 70 por ciento en Las Islas Baleares; un 65 por ciento en Canarias; un 62 por ciento en Aragón; un 40 por ciento en Valencia; un 35 por ciento en Andalucía; un 25 por ciento en Madrid; y en Cataluña un 20 por ciento. Solo en el País Vasco, Extremadura y Cantabria ha disminuido en el mismo periodo.

Se podrá mirar para otro lado, como hacen los Gobiernos del PP. Se intentará sacar a pasear las reivindicaciones territoriales, para culpabilizar al “centralismo” de los problemas. Pero hay que asumir, para poder corregirlo de manera urgente, que estamos en una situación de emergencia nacional. Cada día hay más españoles que pasan hambre en una España con la renta per cápita por encima de 30.000 dólares. Es una obligación moral y política poner en el centro de la agenda política la lucha contra la exclusión social, contra la desigualdad y la pobreza. Ese y no otro debe ser el principal trabajo de los gobiernos.

Por si algunos tienen dudas del fracaso de las políticas económicas de austeridad suicida, que se están realizando en toda Europa y por supuesto en España, que echen un vistazo al informe del IVIE, donde podrán observar como la pobreza económica en España ha crecido un 60 por ciento y aumentado en todas las comunidades autónomas en el periodo 2008-2011, aunque con diferencias notables entre ellas.

Por una parte, un 102 por ciento en Canarias; un 96 por ciento en Andalucía; un 90 por ciento en Aragón; un 42 por ciento en Cataluña y un 41 por ciento en Madrid. Y por otra parte, un aumento del 15 por ciento en Cantabria; un 20 por ciento en el País Vasco; un 28 por ciento en Navarra; y un 34 por ciento en Castilla y León. Alguien verá una cuestión territorial. Puede ser. Pero, sobre todo, es una cuestión de desigualdad entre ciudadanos, porque en todos los territorios hay ricos y hay pobres.

Mientras esto está sucediendo, y para demostrar la falsedad de los que dicen que no se puede hacer otra cosa y que no hay recursos, la población más rica de los países de la OCDE ha aprovechado estos años de sufrimiento y crisis para incrementar la diferencia de ingresos con relación a la población más pobre. En el año 2007, el 10 por ciento de la población más rica de los países de la OCDE ganaba 9,4 veces más que el 10 por ciento más pobre y esa cifra era en España de 8,7 veces más. En el año 2010, el 10 por ciento de la población más rica de la OCDE gana casi 10 veces más que el 10% más pobre. Concretamente, un 9,8 veces más con datos del año 2010. Y en España, 13,1 veces más. Es decir, en estos años en España ha aumentado la diferencia en 4,4 veces más.

Una vez vistos los datos, la conclusión es evidente: Rajoy debe cambiar de políticas y establecer planes de crecimiento y de empleo para acabar con los más de seis millones de parados. Y mientras las políticas de crecimiento y el plan de empleo da sus frutos, el gobierno debe acabar con los recortes de derechos y dejar claro a los españoles que en este país no se va a ir nadie con hambre ni a la cama, ni al colegio. Y todos tendrán un techo porque es su derecho.

Si queremos avanzar en democracia, tenemos el deber de ampliar derechos y proteger a los más vulnerables de la sociedad.