Mata-Hari, la seductora bailarina que trabajó como agente doble durante la I Guerra Mundial, da título a esta película, pero poco o nada tiene que ver con las espías de Icíar Bollaín. Cuatro años después de que nos rindiéramos a sus pies con “Te doy mis ojos”, la directora regresa con una cinta que retrata a cuatro mujeres detectives que no llevan ni gabardina, ni sombrero, ni pistola, sino que hacen la compra, cambian pañales y tratan de mantener una pareja, y que nos mostrarán las dificultades que tienen las mujeres a la hora de conciliar su vida laboral con la personal. No son super mujeres, son sólo mujeres.

Eva (Najwa Nimri), Inés (María Vázquez) y Carmen (Nuria González) son detectives privadas. Su trabajo consiste en imbuirse en los más turbios secretos de las personas. El problema llega cuando empiezan a descubrir las partes más oscuras de sus propias vidas, de su propia intimidad. Porque “Mataharis” habla sobre todo de la confianza y la comunicación. ¿De dónde surge la necesidad de escarbar en la vida de los otros? La trama detectivesca que presenta el film nos conduce a la conclusión de que no se trata de espiar, de saber qué hacen los otros. Se trata de algo mucho más profundo y más valioso, algo que no se puede exigir ni ser exigido: la confianza es un regalo que uno da voluntariamente o que te dan, de la misma manera te la pueden quitar o se puede perder. Y muchas veces las personas no nos atrevemos a confiar y preferimos “saber”, llegando incluso a echar mano de un detective. Ese modo de “saber” nos aleja de las personas, porque en realidad la confianza es lo que más nos acerca, es un lazo poderoso y sublime entre las personas. Por eso, “Mataharis” es mucho más que una película de y para mujeres.