La expansión de las nuevas tecnologías es una realidad a la que tiene que hacer frente la población mayor de 65 años para evitar que su falta de acceso les lleve a ser victimas de una nueva desigualdad. Pero, ¿cómo está hoy en día la relación de las personas mayores con las tecnologías?, ¿las personas mayores acceden igual a las TIC que el resto de la población, o por el contrario, ocurre que la edad es un factor decisivo como el nivel de renta?, ¿Hay diferencias entre hombres y mujeres mayores?.

Los datos del INE son evidentes, y con ellos podemos afirmar que las personas mayores acceden a las nuevas tecnologías con mayor retraso que el resto de la población. Por ese motivo, son el grupo de población que menos las utiliza. Es significativo que solo un 13, 2 % de los mayores de 65 años utilizó el ordenador en los últimos tres meses y un 11 % Internet. Caso a parte es el teléfono móvil, donde su utilización sube al 64,8 %, muy superior a los datos de utilización del ordenador e Internet, pero muy por debajo del 98 % en la población de 16 a 24 años.

La brecha digital es, por tanto, evidente, pero se acentúa aún más en el caso de las mujeres mayores de 65 años, como constata las diferencias existentes en la utilización de las TIC entre hombres y mujeres mayores, salvo en el teléfono móvil. El ordenador lo utiliza el 18% de los hombres mayores de 65 años y solo el 9,1% de las mujeres; Internet el 15,5 % de los hombres y solo el 7,2 % de las mujeres.

El problema es grave para unas sociedades cada vez más envejecidas, porque margina económica y socialmente a este sector de la población. Pero también, porque se desaprovechan las potencialidades de las TIC para mejorar la calidad de vida en un colectivo con mayores problemas de salud, movilidad y soledad.

La conclusión es clara, la edad, como la renta, constituye un factor clave para el acceso a las TIC. Por tanto, hay que acercar y hacer accesibles las TIC a las personas mayores, acabando con las barreras económicas y mentales (complejidad de uso) que existen. Y, como ocurre con el factor renta, lo primero que hay que hacer es realizar políticas activas por parte de las administraciones para acabar con esta brecha digital que, poco a poco, margina a los mayores de una sociedad que cada vez cuanta con más desarrollo tecnológico. Es esencial, proporcionarles el acceso y su utilización a través del aprendizaje.

Al mismo tiempo, las personas mayores tienen que hacer un esfuerzo para entrar y utilizar las TIC, porque son un elemento básico para mejorar su calidad de vida: se sienten integrados en la sociedad actual y no creen que forman parte de un pasado analógico; amplían sus relaciones y disminuye su soledad y aislamiento; aumenta su independencia y autonomía individual y social; mejora su salud física, porque, cada vez más, las nuevas tecnologías son un instrumento de ayuda, de primeros auxilios y de asistencia sanitaria; mejora su salud psíquica, porque el aprendizaje de nuevas tecnologías estimula la actividad mental reduciendo la incidencia de enfermedades como el Alzheimer.

Las TIC pueden y deben constituir un espacio de integración social y ampliación de derechos ciudadanos, del cual no puede quedar excluido ningún sector de la población y mucho menos las personas mayores.