En cualquier caso, hay que tener en cuenta que el paro registrado no es necesariamente el mejor instrumento para medir la tasa de desempleo. De hecho, suele preferirse la Encuesta de Población Activa (EPA), una encuesta trimestral y cuyos datos no dependen de si en efecto el ciudadano parado se ha acercado a apuntarse a los servicios públicos de intermediación laboral. La diferencia entre ambos modos de medir el desempleo es notable. De acuerdo con la EPA estamos al borde de los seis millones de personas en situación de desempleo. De acuerdo con el paro registrado, se trata de algo más de cuatro millones ochocientos mil.
¿Cómo es posible, en cualquier caso, que baje el paro registrado y no aumenten las afiliaciones a la seguridad social, más al contrario caigan? Una primera explicación es el momento cuando se toman los datos. Los datos del paro registrado se toman el último día del mes, mientras que las altas y bajas en la seguridad social se cuentan a mediados. Dado que en este caso la diferencia es tan grande, cabe dudar que este sea el único factor en juego. La otra gran variable en juego es el descenso de la población activa (mayores de 16 años y menores de 65 en situación de búsqueda de empleo), ya sea porque hay más trabajadores desanimados que pasan a ser inactivos (renuncian a la búsqueda activa) o porque hay un saldo migratorio negativo (más salidas que entradas).
De acuerdo con los datos del Instituto Nacional de Estadística en 2012 salieron en términos netos (descontando las entradas) 155.399 personas de España en edad de trabajar. A lo que hay que sumar el carácter prácticamente estacionario, cuando no a la baja, que han mantenido las tasas de actividad, de empleo y de paro desde el primer trimestre de 2012 cuando inició su gestión el Gobierno controlado por la derecha política y los grandes poderes financieros.
La tasa de actividad refleja el porcentaje de personas mayores de 16 y menores de 65 años empleadas o en situación de búsqueda de empleo sobre el total de la población (la población activa). En España esta tasa es en el tercer trimestre de 2013 del 59,59%. Es decir el cuarenta por ciento de la población total es inactiva, lo que incluye a los menores, que no pueden ejercer legalmente una actividad laboral remunerada, a los pensionistas y a todos aquellos que no buscan empleo (Estudiantes a tiempo completo, trabajadores desanimados, amas de casa, sin techo, etc.). Pues bien, esta tasa era en el primer trimestre de 2012 del 59,94%, por lo que hay menos activos, si bien en una proporción de algo menos de medio punto porcentual.
La tasa de empleo o de ocupación representa el porcentaje de ciudadanos empleados sobre el total de la población en edad legal de trabajar (lo que incluye también a los inactivos entre los 16 y los 65 años). Esta tasa apenas ha variado en el periodo de Gobierno de la derecha, y en cualquier caso lo ha hecho para mal, pasando del 45,29% en el primer trimestre de 2012 al 44,11% en el tercer trimestre de 2013. Es decir, el porcentaje de personas ocupadas se ha reducido en más de un punto porcentual, lo que puede deberse o bien a un descenso del numerador (menos ocupados) o a un aumento de la población edad laboral (lo que no parece haber sucedido ya que la población activa se ha reducido y la emigración al exterior ha aumentado). Sin duda el mejor indicador de la tasa de empleo es la afiliación a la seguridad social, aun cuando éste no refleje la actividad laboral realizada de manera informal.
Por último, la tasa de paro mide aquellos el porcentaje de la población activa que estaría dispuesto a trabajar pero que no logra un puesto de trabajo. Este indicador también ha variado ligeramente para mal, al pasar del 24,44% al 25,98% entre el primer trimestre de 2012 y el tercer trimestre de 2013.
Sin descartar que el relativamente positivo dato del paro registrado de noviembre pueda indicar un cambio de tendencia, lo que es evidente es que en casi dos años de gestión de la derecha tenemos menos activos, más emigrados y más parados en España.
¿Puede ser la tan cacareada reforma laboral y la moderación salarial la clave de la recuperación del empleo y de la actividad económica, al menos a medio plazo? La desregulación laboral y la presión a la baja de los sueldos supone abaratar el precio del factor trabajo, lo que en principio puede aumentar el empleo (si bien con mayor temporalidad y precariedad). Sin embargo, en ausencia de una demanda efectiva, las contrataciones no aumentarán en cantidad significativa, entrando más bien en un ciclo de estancamiento o muy lenta recuperación, según la cual pequeños incrementos marginales en el número de ocupados lleva a impulsar levemente el consumo interno, llegando gradualmente al punto de recuperación de la demanda agregada. Una recuperación más rápida requiere, en cambio, restaurar el flujo de crédito a emprendedores (trabajadores autónomos) y pequeñas empresas y compensar la falta de inversión privada con inversión pública, además de derogar los recortes sociales, que suponen en cualquier caso una merma de poder adquisitivo. Todo lo cual requiere un cambio de rumbo político en España, pero también en la Unión Europea.