En innumerables ocasiones el cine ha encontrado en el teatro una fuente de inspiración, en esta ocasión ha ocurrido al contrario. Y podemos de decir que con valentía, algo de audacia, bastante tesón y profesionalidad han alcanzado un resultado, francamente, bueno y sobre todo muy divertido.
Guarda una gran fidelidad a la película del genial Woody Allen, alterna los elementos de la trama policíaca con grandes dosis de humor inteligente. En el escenario del Teatro Maravillas se reproducen los momentos más importantes de uno de los mejores filmes del autor neoyorkino. Y lo hacen con acierto, entrega y mucho corazón. Hay que destacar el buen trabajo de Enrique San Francisco, un actor que el tiempo y su esfuerzo han engrandecido profesionalmente y, en esta interpretación se confirma espléndidamente.