El acertado trabajo de los comisarios de la exposición, Oliva María Rubio y Hans-Michael Köetzle, ha reunido un conjunto de imágenes fotográficas paradigmáticas de la época y las ha organizado en torno a las grandes corrientes del arte fotográfico. Podemos así recrearnos frente a una extraordinaria panorámica de fotografías, enriquecida con una significativa muestra paralela de publicaciones, en las que se puede reparar en cómo muchas de estas fotografías vieron la luz en las páginas de libros y revistas.
La muestra pone de manifiesto la complejidad del medio fotográfico, su riqueza de opciones y su papel histórico como protector de la memoria. En nuestro recorrido, podemos adentrarnos en las primeras miradas del siglo XX con las fotografías de Stieglitz, promotor y apologeta de la fotografía como arte; para después recrearnos en las instantáneas de los fotógrafos reunidos en torno a la nueva objetividad como: Blossfeldt, Sanders y Renger-Patzsch. Tendremos, también, la oportunidad de ser espectadores de las imágenes surrealistas con las espléndidas creaciones vanguardistas de Man Ray y de Kertész; y admirar los satíricos fotomontajes de Heartfield y de Renau. La exposición nos permite, asimismo, ser testigos y acceder en primera persona al trabajo de los mejores documentalistas y hacer cruzar nuestra mirada con la de los padres del reportaje como: Eugene Smith, Robert Capa, Brassaï, Cartier-Bresson, Robert Frank, William Klein y Garry Winogrand.
La visita a la exposición es una experiencia que, estoy segura, no defraudará y que quedará en la memoria de todo aquel que se acerque a las salas del Círculo y del Canal decidido a vivir “unos momentos estelares”.