En mi artículo anterior felicité a la justicia española porque está analizando casos complicadísimos de corrupción que afectan a personalidades de primer orden de la vida política y social española. Hay que recordar que el mérito de estas investigaciones está en los funcionarios policiales y técnicos de Hacienda, que han sido escrupulosos y rigurosos en su trabajo, y seguro que, en más de una ocasión, se habrán asustado al conocer pruebas, detalles, conversaciones y nivel de corrupción de lo que investigaban y a quienes investigaban. Estas investigaciones se han visto “torpedeadas”, en más de una ocasión, por el búnker del PP cuando les correspondía a sus propios casos, denunciando presiones, campañas, a policías y a jueces; nunca lo han puesto fácil ni han ayudado a limpiar lo que los suyos han ensuciado.

Lo que estamos viviendo en una Comunidad como la valenciana no es casual. La liberalización del suelo por el gobierno de Aznar, la creación de un sentimiento colectivo de “somos los mejores” y páguese la fiesta a cualquier precio, la falta de transparencia en la documentación, la instrumentalización más sucia y burda de la RTVV (hoy absolutamente en crisis), el desprecio a las instituciones democráticas y a la oposición, el clientelismo para acallar protestas y comprar votos, …. Los que están hoy sentados en el banquillo son producto de una manera de gestionar la política que era alabada y aplaudida por el PP.

¿Qué ocurre? ¿Qué Rajoy, Montoro, Soraya… no sospechaban nada de lo que ocurría en Valencia? ¿Era normal esta permanente fiesta de gastos, sueldos multimillonarios, despilfarros, sobrecostes, amigos ricos revoloteando, y un esplendor que, a todas luces, sonaba falso?

Aquello fue alabado, bendecido, admirado y promocionado por el gobierno actual de Rajoy. Se podría admitir que fue un error o una equivocación. Pero lo que hace más daño es que ahora se haga demagogia con una sangría tan dolorosa como la que está ocurriendo en Valencia.

¡Nos han saqueado, hundido, humillado, avergonzado y robado delante de nuestras narices con el consentimiento de la dirección nacional del PP y Rajoy al frente! Lo que aquí ocurre no tiene precedentes y tendrá consecuencias en la generación venidera.

Mi pregunta es: ¿por qué no empiezan a tomar responsabilidades? Las penales las decidirá la justicia con Gürtel, Brugal, Emarsa, la visita del Papa, los negocios de Calatrava, etc, … Pero las vergüenzas del despilfarro, la mala gestión, el déficit, los negocios ruinosos con dinero público no acaban ahí; la lista es tan larga como dolorosa: Terra Mítica, Copa del América, Fórmula 1, Ciudad de la Luz, Ciegsa. Por eso, no ha quedado más remedio que “intervenir” la Comunidad Valenciana que es, en definitiva, lo que Montoro hace con el envío de dinero para el rescate.

Esta gestión supondría, como mínimo y en primer lugar, la expulsión del PP de determinados militantes. ¿Por qué no lo hace Rajoy, Cospedal o Montoro?

Creería las intenciones de Montoro si comenzarán a actuar con cierta coherencia: en primer lugar, expulsión del partido de militantes que han hundido a una Comunidad; en segundo lugar, personarse contra Camps, Costa, el gerente de Emarsa, etc, para limpiar al PP de la complicidad que han mantenido con estos personajes; en tercer lugar, pedir perdón por haber cobijado y alabado tamañas barbaridades; en cuarto lugar, admitir que lo producido no es sólo mala gestión, es fruto de una “época dorada” donde el poder se compraba a cualquier precio. Nunca he oído ni el más mínimo comentario de repulsa o de condena de lo que aquí nos ha ocurrido.

“Aquél que hace algo absurdo, debería pagarlo con su patrimonio”, dice Basagoiti. Pues ¡hala! A la faena. Ya pueden empezar a recuperar el dinero de los valencianos.