Sin ninguna duda, esta película es lo que parece, una comedia romántica al más puro estilo de Hollywood. Se mezclan, magistralmente, mucho romance con pequeñas dosis de drama y se deja el peso de la historia a las grandes dotes interpretativas de sus protagonistas. Emma Thompson (Kate) y Dustin Hoffman (Harvey) demuestran su talento y resultan lo más destacado del film, alcanzando una sincera química que funciona a la perfección para este retrato de amor en la madurez que no está edulcorado en exceso.

Hoffman convence con su papel de músico de jazz frustrado que acude a Londres a la boda de su hija de la que se siente distanciado. Y el azar le hace topar con una mujer introvertida, también desubicada como él con la que intenta, casi de forma desesperada, encontrar alguien que escuche sus penas. Emma Thompson resuelve con brillantez su papel de una mujer madura, solitaria, absorbida por su madre, con un fuerte espíritu de decepción. Personaje que deambula por la vida con un punto de amargura y cierto hermetismo hacia los hombres, que encuentra en el maduro músico a la persona que le puede comprender y, sobre todo, capaz de hacerle sonreír con sinceridad, además de compartir esos momentos de desinhibición necesarios para sentirse plenamente humana.

Ambos alcanzan en esta bonita historia momentos de sinceridad, de amor honesto y sobre todo de compartir similitudes y vivencias a través de paseos por románticos rincones de Londres.