No obstante, aunque hay que considerar un éxito para Obama esta victoria ha sido bastante más reñida que la anterior, y desde luego no ha estado precedida por el entusiasmo que generó hace cuatro años. La presidencia de Obama ha frustrado muchas expectativas de bastante gente, que confió en él para llevar a cabo cambios que no se han producido. La gestión de Obama ha estado presidida por la decepción y el desencanto, mayor si cabe entre las gentes que se sitúan más a la izquierda en el espectro ideológico de Estados Unidos. En todo caso, aun siendo críticos con Obama, sobre todo por lo que a la política internacional se refiere y a la escasa defensa que se ha hecho de los derechos humanos, incluso han sido violados en muchos países, la victoria tiene mérito en el contexto en el que se ha producido.

Un contexto caracterizado por la persistencia de la crisis y de una tasa de paro elevada. Esta tasa de paro, de todas formas, si se la compara con la de España, resulta ridícula, pero para la economía de Estados Unidos adquiere mucha gravedad como consecuencia de que la cobertura de paro es menor que la que se da en nuestro país y en otros europeos, por lo que la vulnerabilidad para la gente que padece la situación de desempleo es muy superior a la de la mayor parte de los países de la Unión Europea, y es fácil que caigan en la pobreza. La situación de deterioro que se observa, al no existir un Estado del bienestar tal como se le conoce en la Europa desarrollada, es muy grande. El incremento de la mendicidad y de la delincuencia como resultado de todo esto es muy elevado.

Al igual sucede con la enorme desigualdad que se ha producido en Estados Unidos en los últimos años, que resulta más acusada desde el surgimiento de la crisis, tal como expone muy acertadamente Krugman en su libro “Después de Bush”(Editorial Crítica,2008), en el que analiza este proceso que es anterior al estallido de las hipotecas basura, y Stiglitz en su último libro “ El precio de la desigualdad”( Taurus, 2012), en el que se adentra tanto en el pasado anterior a 2007 como en el desenvolvimiento de la crisis. Los dos prestigiosos economistas señalan a la desigualdad como un factor desencadenante de la Gran Recesión que se padece.

Obama no ha corregido esta tendencia hacia la desigualdad, como tampoco ha sido capaz de acabar con la crisis, ni ha planteado modificar el orden económico internacional. Hay quien señala que no se le ha dejado hacer por parte de las Cámaras legislativas lo que quería realizar, sobre todo por la mayoría republicana en la cámara de representantes. Es evidente que ha estado limitado por este sistema político tan peculiar de Estados Unidos. No hay nada más que ver lo que ha costado sacar adelante la reforma sanitaria, y que finalmente la que se aprobó distaba bastante del objetivo inicial. En este caso, no solamente se enfrentó a los republicanos, sino a los grandes intereses de las sociedades de salud privadas y de las farmacéuticas.

Otro tanto se puede decir de los dos grandes poderes, como son el Pentágono y Wall Street, que representan el complejo militar industrial, y el poderoso mundo de las finanzas. Las limitaciones que estos grandes poderes imponen a los distintos presidentes son muchas.De todas maneras, conviene siempre matizar, pues la presidencia de Estados Unidos es importante porque sus decisiones afectan a millones de personas a lo largo y ancho del mundo, pero también a la propia sociedad norteamericana. Hay margen de maniobra para la actuación y no es lo mismo el modelo de sociedad que defiende Obama que el que quiere llevar a cabo el partido republicano. Los matices en política son importantes, y eso es lo que explica que los hispanos, negros, jóvenes, mujeres y trabajadores hayan sido en gran parte los que han dado el triunfo a Obama. El margen de maniobra existe aunque dentro de los límites impuestos por los poderes fácticos, pero que a su vez no son rígidos, sino que pueden hacerse más flexibles dependiendo de la voluntad política de los gobernantes y de los apoyos que pueda tener.

La presidencia de Obama, aunque no haya sido capaz de acabar con la crisis y corregir tendencias negativas en cuanto a la desigualdad, sí ha llevado a cabo políticas diferentes en la economía que las que se han seguido en Europa. Esto es lo que ha hecho que haya habido efectos paliativos a los daños que toda crisis lleva consigo y por esto es por lo que la economía de Estados Unidos se encuentra en mejores condiciones que la europea, tanto por haber evitado los efectos tan negativos que se desprenden de la coyuntura económica tan adversa en la que se vive, como por la posición que se ocupa ante las posibilidades de salida que se puedan dar.

Las políticas han sido diferentes, tanto por el distinto comportamiento que han llevado a cabo la Reserva Federal y el Banco Central Europeo(BCE), siendo mucho más acertada la de la Reserva Federal, bajando los tipos de interés antes que lo hiciera el BCE, y comprando deuda pública para evitar la embestida de los mercados financieros y la especulación, como por la puesta en marcha de políticas de estímulo en la economía norteamericana frente a la austeridad errónea de la Unión Europa. Si de algo hay que acusar a Obama es que tal como lo hace Krugman en sus numerosos artículos, pero sobre todo en su último libro “Acabad ya con esta crisis” (Crítica, 2012) es que las medidas tomadas han sido tímidas y esto es lo que ha impedido una salida vigorosa de la crisis.

Por tanto, aunque haya habido muchas limitaciones y deficiencias en la primera presidencia de Obama, sus actuaciones han evitado males mayores, por lo que ha conseguido el respaldo y la confianza de la mayoría de los votantes que consideran que se encuentra en mejores condiciones para resolver los problemas a los que se enfrenta la economía y la sociedad de Estados Unidos, y sobre todo en lo que concierne a la protección de los derechos de las minorías, los emigrantes, los jóvenes y de las mujeres. Hay que esperar que en esta segunda legislatura sea capaz de afrontar con mayores grados de éxito la lucha contra la pobreza y la desigualdad en Estados Unidos y en el mundo y que sea capaz de combatir por la Paz mundial, haciendo honor a la concesión del premio Nobel que obtuvo. Sin hacerse grandes ilusiones de que las cosas van a cambiar sustancialmente, pues en ningún caso va a modificar los fundamentos que rigen el sistema económico mundial ni el de Estados Unidos. Su objetivo será seguir defendiendo la hegemonía de Estados Unidos en el sistema de relaciones internacionales y el gran poder de las finanzas. Se pueden y deben hacer reformas económicas y sociales, pero dentro de estos parámetros que caracterizan la naturaleza del capitalismo global.