La gran triunfadora del 9-M ha sido la democracia española. Y ha fracasado la estrategia Elorriaga expuesta en el Financial Times. Aquellos que pretendían ganar las elecciones estimulando la abstención a través del pesimismo, el miedo, la desconfianza y la crispación han perdido la batalla. También han fracasado los violentos que llamaron al boicot en la jornada electoral. Los españoles han votado con un índice de participación muy importante, y votando han fortalecido la democracia.
La ciudadanía ha votado una vez más con sentido común. Durante los últimos cuatro años, el proyecto socialista ha impulsado el desarrollo económico, el bienestar social y la ampliación de derechos y libertades. Este proyecto merecía la confianza para cuatro años más, y los españoles se la han concedido. Cabe ahora aprovechar este nuevo caudal de apoyos populares para modernizar nuestro modelo productivo, para consolidar los sistemas públicos de protección social, para enfatizar las libertades, para cimentar la convivencia democrática… La mayoría cómoda de que disfrutará el PSOE en el Parlamento no es óbice para profundizar en la dinámica de diálogo, entendimiento y acuerdo con los interlocutores políticos y sociales.
Este resultado consolida el tópico de que con la derecha dura en el Gobierno los nacionalismos periféricos se refuerzan, y con los socialistas gobernando se debilitan. El nacionalismo pierde apoyos electorales en Cataluña (sobre todo ERC) y en el País Vasco (el tripartito en su conjunto). También en Andalucía, Canarias y Aragón. Se trata de una buena noticia para la legislatura que ha de afrontar la aplicación de las reformas estatutarias, la consecución del nuevo sistema de financiación autonómica y la inaplazable reforma del Senado. Es una buena noticia para la salvaguarda de los principios constitucionales de la cohesión territorial y la igualdad de oportunidades para todos los españoles.
Un comentario merece también el resultado de Izquierda Unida. Con casi un millón de votos, IU solo obtiene dos escaños, mientras que con la tercera parte de estos apoyos el PNV gana seis diputados. La tercera fuerza política en votos es la sexta en representación parlamentaria. La legislación electoral requiere una reflexión. La idea de una circunscripción nacional de restos con 50 diputados debería retomarse.
Por su parte, la derecha ha obtenido un resultado difícil de gestionar. No han logrado el gobierno pero han ganado en apoyos. Tienen argumentos los que reclaman una renovación de la cúpula dirigente, pero también cuentan con ellos los que apuestan por la continuidad y la perseverancia. Rajoy apunta a la salida y se afilan los cuchillos. Ellos verán, pero a la democracia española le conviene una derecha menos dogmática y menos obsesionada con el poder. Con la renovación ganarían ellos y ganaríamos todos.
Y a la izquierda le queda las grandes asignaturas pendientes de Madrid y de Valencia…