Pero la situación es particularmente grave en Francia. El triunfo del Frente Nacional tiene más importancia que si hubiera ocurrido en otros países. Y ello se debe a la Constitución presidencial de la V República. Recuerdo que Francia tiene un régimen presidencial con elección al sufragio universal directo del Presidente de la República. Que las elecciones al Parlamento se realizan al mes que sigue la elección presidencial y por lo tanto es lógico que los electores den una holgada mayoría en el parlamento al Presidente que acaban de elegir.

El resultado electoral del Frente Nacional, 26 %, le sitúa con 12% de votos más que la tercera fuerza, el Partido Socialista. En unas elecciones presidenciales solo los dos candidatos con más votos pueden presentarse en la segunda vuelta. Las elecciones europeas garantizarían prácticamente la presencia de Marine Le Pen en la segunda vuelta de la Presidencial. Esto ya se produjo cuando su padre desplazó a Lionel Jospin de la elección y fue derrotado por la unión de todas las demás fuerzas en favor de Chirac. Pero sería un tanto inocente pensar que la misma unión se produciría contra Marine Le Pen. Ésta ha cambiado la percepción que tenían los ciudadanos hacia su partido, de tal manera que la decepción de estos de cara a las otras fuerzas políticas puede convertirse en una sencilla y peligrosisima abstención. Además, las repetidas acusaciones que se lanzan izquierda y derecha de corrupción, incompetencia, son como el pan bendito para la extrema derecha. Por lo tanto, el peligro de ver acercarse al poder la extrema derecha no es una visión exagerada y pesimista. El riesgo de una crisis de régimen existe, recientemente lo señaló Jacques Attali. El hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra.

En realidad hay factores que pueden aliviar esta interpretación. El voto frentista es un voto de cabreo y además de negación de Europa, más que un voto nacional. Por ejemplo en la ciudad de Toulouse, en Francia, donde vivo, el mismo día se celebraban unas elecciones parciales para diputados. El FN que que ha obtenido una media del 24% en el conjunto de Francia, aquí solo obtuvo 7% en esas elecciones. Los electores diferenciaron su voto según el objetivo. Pero ello no debe dispensar de tomar muy en serio las lecciones europeas: abstención masiva, pujanza antieuropea, progresión de la extrema derecha y por fin descalabro socialista en muchos países, el nuestro en particular.

Nunca el eslogan del PSOE de 1977: “Por el cambio” fue tan justificado. La primera lección que se debe extraer de la catástrofe electoral es una necesaria, verdadera y urgente renovación política, de ideas y también de caras, en una palabra un verdadero cambio.