Lo cierto es que día a día las noticias muestran el fracaso de las políticas que se están llevando a cabo y las previsiones de organismos internacionales (la última y reciente del FMI) señalan el tortuoso camino al que nos conducen acciones y políticas como las reflejadas en unos Presupuestos Generales del Estado inviables, irreales en sus puntos de partida e increíbles en sus puntos de llegada. Pero que tienen la peculiaridad de cerrar puertas a la inversión pública y de venir acompañado de un Programa de Reformas Estructurales y de una Estrategia de Política Económica hecha pública y enviada a Bruselas el 27 de septiembre pasado, que justifican claramente los resultados del último barómetro del CIS, de septiembre de 2012.

En él, y como no podía ser de otra manera por el camino que llevamos, el paro y la situación económica son claramente, los que más preocupan a los ciudadanos; pero son los propios partidos políticos los que cobran una importancia destacada, como tercer problema reiterativamente señalado, en la conciencia de la sociedad. Y este sentimiento tiene una gravedad que puede terminar conduciendo a que se cuestione la democracia como forma de gobierno. No es lo peor que cerca de un 90% de los encuestados se refiera a la situación económica como mala o muy mala, sino que más de dos tercios piensen que ha empeorado en el último año y que la mayoría de los que contestan tengan la impresión de que el año que viene estará peor. En un marco en el que consideran que su situación en el momento de realización de la encuesta es buena para un 21%, regular para un 52% y mala o muy mala para el 27%, lo grave es que hay una clara sensación de que su situación va a empeorar para el año que viene (26% peor frente a 14% mejor) aspecto que tiene que ver con que del 40% de los entrevistados que tienen trabajo, casi la cuarta parte considera bastante probable que pierda el trabajo, aunque, afortunadamente, todavía hay cerca de la tercera parte de los parados o que buscan trabajo (24%) que piensan que encontrarán empleo. Ojala que los últimos datos y previsiones no logren deprimir sus esperanzas.

Esta encuesta del CIS tiene la peculiaridad de haber incorporado una serie de cuestiones ambientales muy directamente relacionadas con las Políticas de la Tierra y muy ilustrativas de las preocupaciones de la sociedad española. Atendiendo a las respuestas, hay un 64% de la población que señala que pare ellos tiene mucho o bastante interés la problemática ambiental, y un 46% que se considera bastante informado de estos problemas, fundamentalmente por los medios de comunicación (85%); aunque hay que destacar que, en segundo lugar, aparece elcreciente peso de las blogs y foros de debate por internet (22%).

En todo caso, la sociedad española no está especialmente preocupada por los problemas ambientales: sólo un 16% de los encuestados se muestra preocupado por los mismos, frente al doble (32%) que no siente interés o preocupación por los mismos porque, en su propia opinión, no tienen la educación (51%) o información (20%) en estos temas. Es evidente que falta mucho trabajo en educación e información para conseguir que esta problemática alcance los niveles que requieren los grandes retos ambientales que se le plantean al Planeta, sobre alguno de los cuales las alarmas científicas son suficientemente graves.

Porque son curiosas tambiénlas contradicciones internas que suelen presentarse en las contestaciones registradas sobre esta problemática, ya que, pese a esa despreocupación relativa, más de dosterceras partes de las respuestas señalen que La Tierra no podrá aguantar indefinidamente el ritmo actual del crecimiento de la población. Sin embargo, sólo un 26% señala que el crecimiento económico es siempre perjudicial para el medio ambiente. O el hecho, claramente contradictorio, de que un 52% señale que para poder proteger el medio ambiente se necesita que haya crecimiento económico en España, dando al medio ambiente un carácter claramente secundario frente al crecimiento y no interrelacionando la esencia de los dos problemas.

En paralelo estarían las respuestas de que la mayoría (72%) estaría dispuesta a que se dedicaran más recursos para proteger el medio ambiente, pero sólo el 30% dispuesto a pagar precios más elevados por ello. Y ello pese a que un 61% piensa que los problemas del medio ambiente tienen un efecto directo en su vida diaria, y sólo un 22% piensa que los problemas del medio ambiente se están exagerando, o un 36% señale que hay cosas más importantes que el medio ambiente.

Tal vez por ello sea difícil conseguir que la sociedad tenga constancia de lo que significan modificaciones como la que pretende el Gobierno actual con la Ley de Costas, y se valoren adecuadamente por la sociedad y por los medios de comunicación hechos como la reciente sentencia del Tribunal de Justicia (Sala Sexta) de la Unión Europea que ha condenado a España por no haber adoptado, a 22 de diciembre de 2009, todos los planes hidrológicos de cuencay no haber enviado a la Comisión Europea y a los demás Estados miembros interesados, a 22 de marzo de 2010, un ejemplar de dichos planes, así como por no haber iniciado, antes del 22 de diciembre de 2008, todos los procedimientos de información y consulta públicas sobre los proyectos de los mismos, según establecía la Directiva del Agua Europea.

Y ello pese a que cuando se les pregunta sobre la importancia de los distintos problemas ambientales, la contaminación del agua (72%) aparece como el tema más citado en los cinco seleccionados por cada entrevistado, seguido del cambio climático (58%) los residuos (52%) y el agotamiento de los recursos naturales (50%), el uso de pesticidas y productos químicos en la alimentación (44%) y la pérdida de biodiversidad (38%), aunque, curiosamente, sin embargo, luego hay un 66% de respuestas que dan a este último problema una importancia muy seria en la Tierra y un 51% que lo consideran muy serio en España.

En lo que respecta al compromiso y vías de solución a los problemas ambientales, un 54% piensa que hace todo lo que es bueno para el medio ambiente, un 24% desconoce si lo que hace es bueno o malo para el medio ambiente, un 30% piensa que es difícil que una persona pueda influir en el medio ambiente y un 43% se justifican diciendo que lo que podría hacer tiene poco sentido si no lo hacen todos los demás. Y aquí puede añadirse otra cuestión adicional respecto al sentimiento de los efectos ambientales asociados al uso del automóvil. Junto a un 27% que señala que no tienen coche o carnet de conducir, del resto nunca ha dejado de usar el coche por motivos ambientales un 43% y sólo un 11% considera con frecuencia los daños posibles ambientales ligados al uso del coche cuando se plantea su uso.

En relación con las vías de actuación para resolver problemas ambientales como la pérdida de biodiversidad las vías de solución más citadas son los impuestos para los contaminantes, una normativa más estricta para las actividades con incidencia en la naturaleza y aumentar las áreas naturales protegidas. Y aquí, dado el comportamiento del actual Gobierno en el abandono y subordinación de las políticas ambientales al economicismo privado más radical, nuevamente tiene sentido que relacionemos estas contestaciones con el hecho de que la situación política sea considerada por casi tres cuartas partes de la población como mala o muy mala; que más de un 40% diga que ha empeorado en el último año, frente a un 7% que dice que ha mejorado. Y que aunque se presenta una ligera tendencia hacia la mejora, la expectativa es mayor respecto a que empeorará que a que mejorará.

Curiosamente en la encuesta no se han incluido cuestiones que relacionan muy directamente el medioambiente, el urbanismo y el territorio con la seguridad personal, pese a que las inundaciones de todos los años se han cobrado las vidas que todos los años nos cuesta la falta de planificación y gestión territorial, ambiental y urbana que las Administraciones Públicas deberían desarrollar para que esos procesos no se reiteraran. Pero no sólo seguimos con viviendas en áreas inundables, sino que se edifican más. No sólo tenemos temporales costeros que afectan a propiedades situadas impropiamente en nuestras costas, contradiciendo los propios principios de la ley vigente, sino que se inicia un trámite de reforma de la misma que va a tener como consecuencia el incremento muy sustancial de los riesgos contra la población y sus bienes; y sólo para facilitar el negocio particular de unos cuantos. ¿Y luego extraña que algunos políticos sean mal valorados y arrastren a todos los demás a esa mala valoración?