De alguna manera, mucho de lo que ha ocurrido en España los últimos días se explica a partir de la conciencia de esta situación, del análisis de los efectos que a medio plazo puede tener una correlación de fuerzas ajustada como la actual, en la que los dos grandes partidos tendrán grandes dificultades para obtener mayorías suficientes como para gobernar por sí solos, por lo que tendrán que recurrir, de nuevo, a partidos nacionalistas que, con menos del 2% o el 3% de los votos en toda España, se han acabado convirtiendo en el verdadero árbitro de la gobernabilidad, con capacidad para imponer a todos sus exigencias y su agenda política. Lo cual no ocurriría si en España tuviéramos un partido de centro, con sentido común y verdadera visión de Estado.
En la medida que un tercio de los votantes españoles se sitúan en los espacios de centro y en la medida que muchos de estos votantes están preocupados y tienden a distanciarse de los dos grandes partidos, no es exagerado estimar que las posibilidades electorales iniciales de un partido de centro podrían situarse por encima de la barrera del 10/12%. Lo cual convertiría a este hipotético partido en el árbitro de la actual situación española, forzando, además, a los otros partidos, sobre todo al PP, a bascular hacia el centro, si no quieren perder a una parte de sus electores.
Si esto es así, ¿por qué algunos líderes de prestigio no dan el paso y empiezan a organizar un partido capaz de ocupar los actuales espacios vacíos del centro? A veces se sostiene que esto no sucede debido a los anteriores fracasos en el intento de organizar el centro. Pero, la situación ahora es distinta. UCD cumplió un papel muy valioso en su momento y se agotó en el proceso. El CDS de Suárez surgió lastrado por el propio desgaste sufrido por Suárez en su anterior etapa y apenas tenía espacio en un momento en el que el PSOE ocupaba amplias zonas del centro y en el que desde AP/PP se intentaba atraer a cuadros y líderes procedentes de la extinta UCD. Asimismo, los espacios de centro también estaban razonablemente ocupados cuando se lanzó la famosa “operación Roca”, en torno a una figura, sin duda respetable, pero que fue percibida como un “nacionalista catalán”, que no venía a ofrecer nada nuevo, ni necesario.
Actualmente, sin embargo, la situación es totalmente distinta. Ahora los espacios de centro han crecido y se encuentran desguarnecidos. Ahora muchos electores están deseando que exista un partido de centro al que poder votar con suficiente convicción.
A la luz de estos análisis, es posible entender mucho mejor las palabras de Polanco cuando se leen en su integridad y, sobre todo, las reacciones desmesuradas y asustadizas de la actual cúpula dirigente del PP. Pero los actuales líderes del PSOE también debieran espabilarse y esforzarse por integrar a todos e intentar hacer mejor las cosas, si no quieren ver mermados sus apoyos entre las franjas de electores socialistas desencantados.