Parece que Rajoy y sus asesores con esta formulación quieren remedar y sustituir el viejo eslogan “¡váyase señor González!”, que José María Aznar repitió hasta la saciedad, por el nuevo mantra “¡cállese señor Rubalcaba!”. Al tiempo que de la posibilidad de que se vaya ya se están ocupando otras instancias desde las sombras de la comunicación social.
Por mucho que la asamblea de cuadros del PP en Valladolid haya sido más bien una reunión de terapia de grupo organizacional, es difícil entender la petición-orden del señor Rajoy. Ni siquiera en clave psicológica. ¿Por qué quiere el actual Presidente del PP que el líder del principal partido de la oposición se calle, no critique, no plantee alternativas, no proponga soluciones reales y eficaces a problemas que son muy graves? Sin duda, el actual núcleo dirigente del PP conoce los datos de Encuestas bien hechas y sabe cuáles son las actuales tendencias electorales. Lo cual les tiene preocupados. Sin embargo, una cosa es estar preocupados y esforzarse por intentar evitar una debacle en las urnas y otra cosa distinta es deslizarse hacia comportamientos tan autoritarios y rudos como los que se desprenden de las palabras de Rajoy. La receta no puede ser más tosca y antidemocrática. ¡Frente a la ola de críticas y problemas, lo único que se les ocurre es que se callen las voces críticas!
El bochornoso comportamiento de algunos diputados del PP que interpelan y descalifican también al Secretario General del PSOE y a otros líderes políticos de la oposición cuando hablan ?y critican? en el Parlamento, es un exponente del mismo talante autoritario y maleducado. Por eso, quizás, algunos no se extrañan tanto de lo que ahora ha dicho Rajoy.
Pero el problema es, ¿por qué se está dispuesto a llegar a tales extremos sabiendo la imagen autoritaria que se proyecta? La inquina hacia Alfredo Pérez Rubalcaba se acaba convirtiendo así en una estrategia abierta y sistemáticamente articulada. ¿Por qué se arriesgan tanto los estrategas del PP? Sencillamente porque saben ?conocen? que la crítica del PSOE y de otros sectores políticos están haciendo mella, y el PSOE está remontando en las encuestas, y son conscientes de que Alfredo Pérez Rubalcaba es un líder creíble, con una capacidad de gestión acreditada y con un talante abierto a la interlocución, al diálogo, a los acuerdos y a la solución de los problemas y los conflictos. ¿Es precisamente por eso por lo que quieren que Rubalcaba se calle?
El propósito silenciador de Rajoy tiene mucho de cómico ?por lo disparatado? y de angustioso ?por la preocupación que trasluce?, pero también tiene un considerable alcance proyectivo que refleja trasfondos políticos inquietantes. La escalada de medidas regresivas, los proyectos de leyes de “orden público” y la política de “palo y tentetieso” en la calle son jalones de un camino que no conduce a nada bueno y que solo logra añadir más fuego a la hoguera de las indignaciones y malestares sociales. Por eso, hay que intentar salir de esta encrucijada regresiva e inquietante cuanto antes. De momento, Rajoy ya nos ha dicho por dónde le aprieta el zapato y nos ha señalado el camino a seguir. ¡Que no se calle Rubalcaba!