Algunos la definirían como una película de amor. Y sin duda, tiene mucho de amor pero es algo novedoso y original que desgraciadamente no siempre acompaña a la producción del cine actual. Sólo con esta razón sería suficiente para verla pero la cinta nos ofrece algunas más.
Holly y Gerry Kennedy forman un matrimonio perfecto. Para ella, su divertido e impetuoso marido irlandés es el amor de su vida. Por eso, cuando muere tras una enfermedad, Holly queda destrozada. Gerry, a sabiendas de cómo reaccionaría su mujer, ideó un plan: antes de morir, le escribió una serie de cartas que iría recibiendo durante semanas para animarla y guiarla en un viaje de redescubrimiento de sí misma. Todas las misivas terminan con un “Posdata: te quiero” que la empujan a un nuevo futuro.
Es una película sincera que nace del sufrimiento de una joven por la pérdida de su marido y del reto por seguir viviendo sin él.
Swank es tan dulce y encantadora que nadie puede no enamorarse de ella y Butler interpreta al hombre que toda mujer ama: ingenioso, guapo, inteligente y divertido. La pareja perfecta. Tan perfectos que la película narra esa historia de amor que traspasa los límites y que va a durar para siempre.
Hay que mencionar, como destacable, que la cinta se desarrolla en algunos momentos en bellos paisajes naturales irlandeses, con una armoniosa musicalización que provoca una excesiva cercanía al spot publicitario.
La realización es correcta y las interpretaciones buenas, especialmente la de Swank como la joven viuda. Lo más débil son los diálogos, escasamente inspirados.
En resumen, el film es entretenido y con cierto encanto para los corazones más sensibles.