Barak Obama, en cambio, hace una campaña de tipo bastante diferente, con posiciones que pueden considerarse rupturistas para lo que es habitual en los círculos oficiales de Washington. Desde el primer momento no ha tenido el menor recato en postular una retirada de las tropas de Iraq, anunciar el inmediato cierre de Guantánamo, comprometerse a apoyar compromisos internacionales para combatir el cambio climático, establecer un impuesto sobre el patrimonio que grave a las grandes fortunas, y otro conjunto de medidas que en los círculos políticos bienpensantes se suelen considerar poco “realistas”.
Desde el punto de vista del cálculo de probabilidades, casi todo el mundo considera que Hillary Clinton tendría más posibilidades de derrotar finalmente a un candidato republicano que Obama, sobre todo si es McCain, pero aún así es evidente que Obama está conseguiendo movilizar una importante ola de opinión pública a su favor. El primer resultado ha sido un aumento importante de la participación en las elecciones primarias, especialmente entre jóvenes e independientes. Lo cual revela que, cuando se formulan ideas nuevas y reformadoras, hay muchos ciudadanos que se sienten más inclinados a participar. Y esto puede ser un valor adicional de Obama de cara a una confrontación general en la que la participación de estos nuevos electores puede resultar tan útil –para ganar– como la acreditada capacidad y experiencia de Hillary Clinton.
Después del super-martes, las cosas no han quedado suficientemente claras en el lado demócrata. Desde luego, si se pudiera sumar la experiencia y la inteligencia de Hillary Clinton, con el empuje y la brillantez oratoria de Barak Obama, los demócratas tendrían una fuerza electoral imparable.
Con los datos que tenemos actualmente es difícil precisar quién será finalmente el candidato demócrata y, sobre todo, no sabemos si en noviembre los norteamericanos van a votar mayoritariamente con el corazón, con el cerebro, o con la cartera, pero lo que ya constatamos es que las ideas, las ilusiones y los compromisos claros a favor de los cambios continúan teniendo capacidad para mover el mundo. Ojalá que cunda el ejemplo