Reiterar en primer lugar mi convicción en la necesidad de fomentar los procesos de primarias que permiten la participación directa de todos los militantes para decidir quién desean que sea el cabeza de lista electoral. Ciertamente, falta cultura en nuestras organizaciones políticas de procesos de esta naturaleza. Así, consecuencia de ello es comprensible que las direcciones de las mismas tengan ciertas reticencias en relación a la bondad de estos procesos. En mi opinión es ya un hecho constatado que la puesta en marcha de los mismos produce un enorme dinamismo en la militancia, tienen un gran eco mediático y revitalizan la democracia.
El periodo concluido, con la obtención de los avales requeridos por parte de ambos precandidatos, ha mostrado dos formas diferentes de abordar unas primarias y en este punto creo interesante analizar el comportamiento de ambos aspirantes, sus palabras, sus silencios y reflexionar sobre ello. Analicemos el terreno de las palabras: Tomás Gómez ha manifestado de manera reiterativa que él es el candidato de las bases, nada que objetar a esa afirmación como muestra de libertad de expresión; ahora bien no conviene olvidar que si la Dirección Federal hubiese aceptado lo que reiteradamente pidió, es decir, su designación como candidato a la Presidencia de la Comunidad de Madrid, no hubiera habido primarias, él hubiese aceptado ser el candidato del aparato y las bases no hubieran sido consultadas; añadir además que Tomás Gómez es el máximo responsable del aparato del PSM.
Por tanto, dejemos que se vote el día 3 y se sepa quién es el candidato/a elegido por todos los militantes y no se apropie nadie de un valor añadido que sólo pueden dar todos los militantes con sus votos.
Tomás Gómez ha puesto en valor en este periodo, el trabajo realizado por él como Secretario General y a ello no hay nada que alegar. Ahora bien, el proceso de primarias no se pone en marcha para evaluar la gestión de la Secretaría General, para ello están los Comités Regionales y los Congresos; es en ellos donde se evalúa el grado de cumplimiento de las resoluciones congresuales y eso tendrá su momento. Las primarias tienen como objetivo la elección de la persona, que se considere tiene más posibilidades de conseguir un buen resultado electoral y quizá el candidato ha hablado poco de sus posibilidades reales en un proceso electoral.
Analicemos el terreno de los silencios: Aquí, en mi opinión Tomás Gómez y su equipo, han demostrado una escasa capacidad de autocrítica. Se ha silenciado que tras tres años de liderazgo indiscutible de Tomás como máximo responsable del socialismo madrileño y en el contexto de un desgaste evidente del Gobierno Aguirre , acechado por la corrupción y el desmantelamiento de los servicios públicos, las expectativas de voto del P.S.M no sólo no aumentaban sino que incluso descendían en las sucesivas encuestas de opinión que se hacían públicas.
Se ha silenciado también que su figura era escasamente conocida por el conjunto de la ciudadanía madrileña, que por cierto es la que vota. El escaso conocimiento social de Tomás Gómez era fácilmente constatable hablando con vecinos, amigos, compañeros de trabajo. Era un hecho demostrable en la vida cotidiana. Es verdad que hoy su figura es más conocida como consecuencia del proceso de primarias (que no se hubieran realizado si hubiera sido designado por la Dirección Federal ).
Se ha silenciado también que en estos años el P.S.M con su Secretario General a la cabeza no ha estado presente en los movimientos reivindicativos que la sociedad civil (movimiento vecinal, profesionales, entidades culturales) ha llevado a cabo en defensa de los servicios públicos que estaban siendo desmantelados; había socialistas en esas movilizaciones pero estaban a título personal. La ausencia de liderazgo social por parte del partido ha sido notoria y los ciudadanos que se movilizaban denunciaban una y otra vez su ausencia. En mi opinión, demasiados silencios y pocas explicaciones.
Hablemos ahora de Trinidad Jiménez, de sus palabras y sus silencios. La candidata ha manifestado de manera reiterada su plena disposición a afrontar la difícil tarea de intentar conseguir un gobierno de izquierdas para Madrid en 2011. Conocido el alto grado de aceptación que tiene para la ciudadanía madrileña su figura, así como la alta valoración que recibe su gestión en el Ministerio de Sanidad ha expresado su firme voluntad de ir a la batalla electoral para ganar en Madrid y propiciar el cada vez más necesario cambio político. En el escaso periodo de tiempo transcurrido desde que se formalizó su precandidatura, ha dejado meridianamente claro su compromiso con todos los servicios públicos; ha afirmado con contundencia , que si gobierna derogará el Área Única Sanitaria, que todas las infraestructuras sanitarias que se pusiesen en marcha serían públicas 100 por 100 sin ningún porcentaje de privatizaciones. También ha manifestado de manera tajante su compromiso con los dependientes y si gobierna, Madrid dejará de estar en la cola en este apartado. Lejos de judicializar la actividad política (para eso ya está el PP) con recursos de dudosísima eficacia, ha manifestado planteamientos políticos nítidos en defensa de lo público.
No se ha proclamado candidata de las bases, pero se ha dirigido a la militancia con claridad, explicando sus posicionamientos, de forma respetuosa y pidiendo se reflexione sobre quien puede obtener el mejor resultado electoral frente a Esperanza Aguirre para intentar arrebatarle el Gobierno Regional; estas han sido sus palabras.
Sus silencios han sido quizás los que mejor han definido el perfil de Trinidad Jiménez: ninguna palabra de descalificación, ninguna insinuación malintencionada, gran tolerancia y saber estar ante algunos exabruptos, un comportamiento sereno y riguroso, siempre exigible a un responsable político, que debe tener claro quién es su adversario. Sus silencios han transmitido la sensación de estar ante una responsable política madura, con experiencia y capacidad de control de las situaciones, con los suficientes conocimientos y recursos para enfrentarse a Esperanza Aguirre y ganarla.
Estoy seguro de que el corto periodo hasta el próximo día 3 de octubre será de reflexión serena por parte de los militantes socialistas madrileños, depositarán su voto en libertad siendo conscientes de su importancia, no sólo para los socialistas sino también para el conjunto de la ciudadanía de la Comunidad de Madrid. Yo lo tengo claro, votaré a Trini.