Ambos tipos de medidas de ajuste son inevitables, y han de ser explicadas con transparencia y sin temores, en sus justos terminos y efectos, a fin de neutralizar la bochornosa perversión de algunos discursos políticos intolerables, que tienden a mezclar dichas medidas indiscriminadamente, reclamando unas en detrimento de otras, aún siendo casi todas necesarias -algunas propuestas no son coherentes con la seriedad del momento-, pero ninguna suficiente por si sola. Unas son necesarias por el ejemplo público que representan y porque toda piedra hace pared; las otras son necesarias por su extrema austeridad en el gasto, lo que deviene -esto es indudable- en una especie de impuesto social tremendamente injusto y consecuentemente impopular. Si esto no se explica, si no se hace pedagogía y se silencia con premeditacion y alevosia, excluyendo del discurso las que no ofrecen un rédito electoral y/o publicitando las que favorecen la intención de voto, se estará obviando deliberadamente la innegable necesidad de aplicarlas conjuntamente en la práctica sin demonizaciones ni veneraciones, pues, unas responden a los imperativos de la ejemplaridad y, las otras a los imperativos euristas que ahondan sus causas en la crisis sistémica global(de la cual somos co-participes). Aunque esto es así, lamentablemente, hay partidos políticos que para conseguir sus obejetivos no quieren prescindir de la demagogia.
A todos nos iría mejor si -en lugar de apostar como hacen algunos por la profecía apocalíptica que se cumple a sí misma- pasasemos del careo electoralista a la verdadera prática política; aquella que está al servicio de las condicionantes nesidades que abarcan la circunstancia socio-económica que nos ocupa, donde el margen de maniobra es reducidisimo , pues, el abanico de posibilidades -del aquí y ahora- de los gobiernos europeos es muy limitado por no decir único.
Como afirma algún partido seudo-popular del momento, las medidas son injustas, radicalmente injustas, es verdad, pero lo son, no porque las práctique el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, sino porque responden a las circunstancias coercitivas en las que los Estados -de todo el mundo- se están viendo envueltos, todo ello, debido a la lógica sistémica del capitalismo financiero más agresivo. Cabría resaltar la paradoja de que las medidas son injustas y necesarias, y son injustas, porque representan nuevas formas de desproteccion social aguda en sus efectos a corto, medio y largo plazo que acabaran reduciendo el déficit económico – esto es necesario- a costa de la involución del capital social.
Ya no se puede negar sin ser demagogo -es de toda evidencia empírica- la suboordinacion global de la práctica política a la propia lógica del paradigma económico, que, está desenvolviendose internamente en medidas de ajuste estructural que devienen en efectos tales, como: centrifugación de intereses generales, precarización del tejido social con nuevas formas de desigualdad y violencia -algunas de ellas totalmente legales e impunes-, exclusión, multiples asimetrías y grandes dosis de demagogia política, etc… por lo que, podríamos decir de manera responsable y sin faltar a la verdad, que lo que ha fracasado, fracasa, y si no se remedia seguirá fracasando, no son precisamente, las medidas que achican el agua para que no nos hundamos, sino que más bien, lo que está haciendo aguas, es el propio sistema de construcción del barco,…el sistema capitalista en su actual fase de desarrollo, que en nuestro caso concreto, hemos de resaltar como agravante – aparte de nuestros males nacionales-, la ausencia de una política económica común en la eurozona, en coherencia y adecuación con una única política económica muldial, actualmente inexistente.
Podríamos concluir afirmando que: las medidas son un simple sometimiento táctico que responde a la estrategia lógica del capitalismo salvaje. Sería más serio y povechoso, incidir en la necesidad de centrar el debate social, político y económico, no sólo en las medidas sobresaltadas que van atropellando la agenda política, sino, en preguntas claras y básicas como: ¿Queremos realmente un mundo libertino donde los especuladores radicales consiguen impunemente sus intereses particulares, aunque para ello tengan que poner en peligro a toda la humanidad, o por el contrario,… queremos un mundo de todos donde los Estados tengan un verdadero poder práctico que asegure un bienestar suficiente y una democracia completa ?… ¨La cuestión social global en todas sus dimensiones¨, este es el obligado debate, legítimo y responsable, que nos pertenece abrir globalmente, este es el verdadero reto y el verdadero problema, la reinvención global de la política (Daniel Innerarity; CLAVES DE RAZÓN PRÁCTICA N. 202.).