Muchas son las causas. Una de ellas es su desaparición en el ámbito europeo e internacional del centro del debate sobre las fórmulas para salir de la crisis que nos asola. La Internacional Socialista y el Partido Socialista Europeo, o no participan o no se visualizan sus propuestas en el escenario internacional. Es más, ambas instituciones parecen más un espacio donde priman las estrategias y los intereses nacionales, que una fuente de debate e ideas que influya en las diferentes Instituciones encargadas de llevar a cabo las reformas necesarias para evitar una crisis como la actual.
Además, las derrotas electorales de los socialistas en aquellos Estados europeos donde gobernaban muestran un alejamiento claro de la ciudadanía y de los votantes que debe ser corregida, tanto desde el ámbito ideológico y de proyecto como desde el organizativo y de participación.
Al margen de los oportunismos, debemos plantearnos qué reformas debemos llevar a cabo para recuperar, no sólo la credibilidad perdida, sino también la implicación de muchos votantes y simpatizantes que no se acercan a nuestras organizaciones porque entienden que son opacas, endogámicas y no disponen de espacios de participación efectiva para influir en el diseño de un proyecto político.
Ahora que se acerca el debate congresual del PSOE es el momento de exponer algunas reflexiones y propuestas que puedan contribuir al mismo de cara a la configuración del nuevo modelo de Partido que se establezca en dicho conclave.
Hoy se detectan algunas debilidades que alejan a nuestros votantes y simpatizantes de nuestra Organización. Nuestro sistema de afiliación, aunque ha avanzado en los últimos años, sigue siendo excluyente. Los derechos de los militantes son erosionados en algunas ocasiones sin posibilidad de garantía real de los mismos. Los espacios de debate se han convertido en espacios para la imagen, más que para el debate. La pluralidad se menosprecia en favor de la lealtad al líder. Y, a pesar de los avances en los procesos de elección, los ciudadanos reclaman más apertura en este sentido, tanto para implicarse en el partido, como para sentirse partícipes.
Por ello, algunas de las propuestas que deben trasladarse al debate de las agrupaciones deben ir en este sentido.
Parece razonable que en la era de internet agilicemos los pasos para la afiliación, el mero hecho de solicitarlo y ofrecer un número de cuenta donde expresas tu compromiso con el abono de la cuota debería ser suficiente para que, de entrada, seas tratado como militante, salvo que alguien demuestre que hay razones que lo impidan como la militancia en otro partido, etc. No el largo tránsito que tiene una afiliación por esta vía en la actualidad.
Parece necesario crear la figura del defensor del militante, para que los afiliados o quienes pretendan serlo tengan un referente donde recurrir cuando entienden vulnerados sus derechos. Asimismo, hay que convertir la Comisión Federal de Garantías en un poder independiente sujeto a las normas, concretando plazos para sus resoluciones y aclarando sus funciones para que hechos como la disolución de una Agrupación no se diluyan en el tiempo con la posible vulneración de los derechos de sus afiliados.
Hay que impulsar nuevos canales de participación, tanto en el espacio virtual como en los diferentes ámbitos orgánicos para atraer a aquellas personas que están interesadas en asuntos sectoriales porque parece claro que las organizaciones Sectoriales no están ofreciendo la respuesta adecuada.
También debemos mejorar la transparencia y la rendición de cuentas. Para ello, parece razonable aumentar la transparencia hacia fuera de los debates de los órganos de deliberación no ejecutivos y establecer un sistema en el que todos los militantes conozcan los programas de trabajo de las direcciones y la consecución anual de objetivos.
Por último, debemos ampliar los espacios de elección tanto orgánicos como de candidaturas, garantizando la pluralidad. En el ámbito orgánico, respecto a la elección de la dirección del ámbito correspondiente, debemos debatir si el proceso se hace desde la votación universal de los militantes o mediante el de representación de los delegados, pero parece razonable que se decida sobre toda la dirección y no sólo el líder, aunque para garantizar la pluralidad, toda aquella candidatura que obtenga un mínimo del 20% de apoyos debería tener una representación proporcional en la dirección correspondiente. En el ámbito de la elección de los candidatos en todos los ámbitos institucionales, deberíamos asimilar el modelo francés de primarias, dados los resultados que está ofreciendo y, a su vez, establecer un sistema de votación entre la militancia para conformar el conjunto de la candidatura.
Estas son algunas humildes propuestas para el debate que se deberían abordar en el próximo Congreso del PSOE, sin olvidar que debemos cambiar nuestras organizaciones en el ámbito internacional o nuestra credibilidad se verá limitada.