¿Se acuerdan ustedes de las “rayas rojas infranqueables” que defendía el PP antes de entrar en el Gobierno? “Jamás tocaremos la sanidad, la educación ni las pensiones”, decían desde Rajoy hasta cualquiera de sus escuderos, dándose golpes de pecho como si fueran fieles defensores del Estado de Bienestar. De la sanidad y la educación, ya hemos visto lo que queda. Este domingo descubríamos en una información de El País que nuestros jóvenes no sólo emigran para trabajar, sino también para estudiar, pues es mucho más barato trasladarse a Francia, Gran Bretaña o Alemania a cursar estudios universitarios, pese a pagar la estancia en el extranjero. Mientras eso ocurre, España ha puesto el cartel de “Se vende”. El Gobierno está orgulloso porque ya estamos remontando la crisis, ya volvemos a estar de moda, aquí puede venir cualquier inversor o buitre a revolotear y comprar inmuebles, desde las bolsas tóxicas de los Bancos, a las viviendas de los desahuciados, a cualquier patrimonio público de las Autonomías. ¡¡Todo está en venta!! Hagan juego, señores extranjeros, vengan al Eurovegas de la Inmobiliaria española, quédense con un palacete restaurado por un módico precio, y si no le gusta, le modificamos las condiciones. ¡Bueno, bonito y barato!
Y mientras estamos entretenidos en el casino de la compra y venta, como si fuera un monopoly, todavía hemos de ahorrar. Y para ello, quien dijo “rayas rojas infranqueables”, hoy es un “ahorro del Sistema de Pensiones”. ¡Qué frágiles y vapuleadas son las palabras!
Ya sabemos que las pensiones, como cualquier otro pilar del imberbe Estado de Bienestar, también se modifica, por decisión unilateral del Gobierno. ¡Y lo sabían! Eso es lo peor y más dañino. Que hoy es imposible confiar en la palabra dada. El PP (Rajoy) sabía perfectamente que debía hacer frente a una modificación del Sistema de Pensiones, estaba dispuesto desde el primer momento a decir lo que fuera para obtener el poder, y a hacer lo que fuera con tal de satisfacer los principios neoliberales más bárbaros.
No sabemos quiénes tendremos pensión ni cuánto cobraremos. Dependerá, ¿de qué? ¡Vaya usted a saber! Nos hemos convertido en un país “chicle”, capaz de mascar lo que sea. Aunque no creo que a los jóvenes les preocupe mucho el tema de las pensiones, porque ni siquiera tienen opción a cobrarla, pues jamás llegarán a cotizar suficiente para disponer de ese derecho.
Hace tiempo que el Estado de Bienestar está sentenciado. Desde que se inició la crisis, comenzaron a revolotear quienes vieron la oportunidad de modificar un consenso socio-político, que había supuesto la época de mejor prosperidad social y paz de toda Europa. ¡Ya era suficiente! La crisis económica es capaz de justificarlo todo, ¡hasta lo injustificable!
Ahora resulta que son inviables las pensiones, la educación o la salud de los ciudadanos, pero no lo es la corrupción, la mentira, el robo de guante blanco, las comisiones, la falta de transparencia, el engaño en las cuentas públicas, el despilfarro, …. ¡No, no hay responsables! Los mismos que generaron esta inmundicia, son los mismos que pretenden llevarnos por “el buen camino”, eso sí, saliéndose de rositas y sin asumir ninguna responsabilidad.
Y, por si no lo sabíamos, ha tenido que venir el nuevo rey de Holanda a decirlo alto y claro, siguiendo las tesis de un Gobierno de centro izquierda, “El Estado de Bienestar es inviable e insostenible”. Y nos da lecciones para seguir la senda. “Hay que ser más participativos”. Y yo pregunto de forma simple: ¿cómo se financia el Estado de Bienestar? ¿para qué han servido nuestros impuestos? ¿Quiénes hemos mantenido esta estructura? Y tiene que ser ¡¡¡¡UN REY!!!! quien venga a dar lecciones de economía y amenazar con que el sueño de vivir dignamente no está hecho para plebeyos.
Aquí no sirve el refrán, “Dios nos lo dio, Dios nos lo quitó”, sino más bien aquel poema de Francisco de Quevedo, “Poderoso caballero es Don Dinero”.
Madre, yo al oro me humillo,
Él es mi amante y mi amado,
Pues de puro enamorado
Anda continuo amarillo.
Que pues doblón o sencillo
Hace todo cuanto quiero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.