Finalmente, Rajoy despejó las dudas en su comparecencia del día 11, después de recibir el apoyo de las organizaciones más fuertes de su partido. No sólo no dimite, sino que también anuncia su intención de comparecer a las elecciones de 2012 y conformar un equipo “propio”.

Las intenciones de Rajoy han dejado descolocada a la impulsiva Presidenta de la Comunidad de Madrid, que desde hace tiempo venía trabajando sin disimulo por sustituir a Rajoy al frente del PP, con el apoyo de los sectores políticos más radicales del conservadurismo español y de importantes medios financieros y de comunicación social.

La dirigente ultraconservadora que aspira –como ella misma dice– a ser una especie de Thatcher española –versión carpetovetónica–, estaba muy confiada después del nuevo triunfo del PP en Madrid, mientras contemplaba complacida el espectáculo pintoresco de algunos líderes del socialismo madrileño que parecían incluso entusiasmados con unos resultados pésimos, que ellos quieren interpretar casi como una gran victoria. Con la retaguardia bien guardada, y Gallardón arrinconado, Esperanza Aguirre pensaba que ahora todo era “coser y cantar”. Pero el movimiento de Rajoy parece que ha chafado sus ambiciones. De momento.